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¡Una ministra llegando a comer en autobús, el 9 concretamente! Sí, Dolors Montserrat, titular de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la del pelito rizado para entendernos. Viene de la masía en las afueras de Barcelona donde vive con su hijo de siete años a una reunión organizada por Elena Faba sobre el currículo ciego: gracias a él, nadie sabrá si somos mujeres, si tenemos hijos o pensamos quedarnos embarazadas, ni la edad -ojo, eso me interesa-, ni el color de nuestra piel.
Están las empresarias más brillantes de Barcelona, pero todas tienen algún micromachismo que contarnos. La única mujer que forma parte de la directiva del Barça: "Cuando voy a otros clubes, creen que soy la secretaria". Una abogada matrimonialista: "Algún cliente me ha rechazado por ser mujer". Una periodista: "Nosotras tenemos nuestra tercera jornada laboral, la de la pelu, ropa y depilación". Y la propia ministra confesándonos que cuando acude a una reunión profesional, "en la que suelo ser la única mujer", los hombres la rodean piropeándola: "Oye, estás estupenda". Alguno se acerca al oído: "Eres un cañón". Y como es lógico se lamenta: "Figuraos que yo hiciera lo mismo..." Y nos tira una pullita a los medios: "Cuando Mireia Belmonte quedó campeona de natación, la prensa ese día sacó en portada a un futbolista que se había cambiado de peinado". Comentarios al finalizar: "Oye, pues no parece del PP". Y una veterana apostilla: "Lo que no parece es política". ¡Y eso sí que es un piropo!