Carmen Martínez Bordiú. Tienes un novio nuevo, Tim, el australiano. Treinta y cuatro años más joven, de profesión filósofo. Estáis muy enamorados, la edad no es un problema, vais en serio, la familia contenta. Vale, bien.

Sí, pero… ¿nos creemos todo esto, admirada Carmen? ¿No tenemos tanto miedo a que nos tilden de retrógrados que comulgamos con ruedas de molino? ¿Alguien puede pensar que la duquesa de Franco y Luis Alfonso de Borbón estén bailando la jota en estos momentos de la alegría que tienen? Y esa profesión de filósofo ¿en qué consiste? Hablemos claro, nietísima: lo que todos pensamos es que te has agenciado un toy boy para darle gusto al cuerpo y pasarlo bien. Porque salís a cenar, vivís en una casa de lujo, viajáis a lo grande, y yo me pregunto como buena catalana ¿y todo esto quién lo paga? Pero, oye, tú a tu aire… pero si quién yo me sé levantara la cabeza…