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Dicen esos pútridos lacayos de la mentira, por otro nombre periodistas, que Álvaro de Marichalar tuvo una actitud chulesca durante un viaje compartido en taxi y que le hablaba con arrogancia a una muchacha llamada Urraca, que luego lo contó en las redes sociales. Me costaba creer tal comportamiento en un caballero como usted, aunque las evidencias estaban en su contra, sí, pero…
Menos mal que nos acaba de aclarar que la “individua” de marras tenía “turbia mirada de odio” y “nulo atractivo”, mal olor y que era “una pájara de cuenta” y que si usted ha acudido a los tribunales para defender la verdad lo ha hecho en realidad para honrar a los nobles guillotinados en la revolución francesa, a los reyes de Navarra y viva Numancia. Creo que era algo así, a mitad de la entrevista de 'Vanity Fair' me dormí, pero me quedó claro que pide usted por la cosa 30000 euracos. Vaya morro.