No quiero pasar a la historia solo como el exmarido de la reina de España. ¡Además, hace tanto tiempo que ya ni me acuerdo!”, eso comentaba años ha Alonso Guerrero. Sí, el que va a sacar un libro sobre aquellas vicisitudes, con gran disgusto de Letizia, con la que Alonso no se ha puesto en contacto para comunicarle sus planes. Es más, ha llevado su proyecto en absoluto secreto para que ni Casa Real ni periodistas nos enterásemos porque, “si bien ‘ellos’ no me han prohibido que hablase, sí me han puesto obstáculos para desarrollar mi carrera literaria”. Pero tranquilícese la Reina: el libro transita por los caminos etéreos del simbolismo y la metáfora.

Aunque Guerrero no tiene buena prensa, alguien que lo trata me dice que es digno, atormentado, inteligente y honrado. Yo he escrito bastante sobre él, conozco el pueblo donde se casó con Letizia, Almendralejo, y los vecinos me contaron que antes del compromiso real llamaron a los invitados de aquella primera boda y les pidieron que destruyeran las fotos y que no hablaran con periodistas. He comido en el restaurante El Paraíso donde fue el banquete y he dormido en el hotel Espronceda donde los recién casados pasaron la noche, que no fue la primera porque Letizia se fue a vivir a su casa el día en que cumplió 18 años. También me confesaron que en cada cambio de alcaldía el saliente le entregaba al entrante la llave de la caja donde está el certificado de bodas de la pareja. Pero creo que Guerrero no cuenta nada de esto en su libro, aunque sí hablará con desprecio de la prensa del corazón en general, y de Telecinco en particular, de la que escribió hace años, “hay dos formas de morir, una lentamente, por culpa del tabaco, y la otra rápidamente, viendo Telecinco”. Y alardeará de que rechazó varias ofertas millonarias de esta cadena para que hablase. Hechas las averiguaciones pertinentes, puedo afirmar que ningún programa de Mediaset le hizo entonces ninguna propuesta, aunque visto que hasta la Urbano va a ‘Sálvame’, no descarto verlo en ese estupendo programa.