Isabel Preysler asiste impertérrita desde su atalaya a todo el jolgorio que se está armando con su romance. Pero no debe gustarle ese ambiente de patio de vecindonas que se está formando, otra vez, en torno a su persona. Por ello ha iniciado una ronda de conversaciones telefónicas con los periodistas más reputados de este país para contarles “su verdad”, que diría Rosa Benito. Llevo cerca de veinte años en este negocio y jamás he recibido una llamada de la Preysler, es decir, que soy un fracasado. Hace mal. Una sola llamada suya hubiera bastado para poner ‘Sálvame’ a sus pies. Pero ella debe considerar que su reino no es de ese mundo. Se equivoca. Le recuerdo que Vargas Llosa utilizó los micrófonos de nuestro programa para confirmar que estaba separado. Aunque a Preysler le repatee, sus andanzas son comentadas en el mismo programa en el que se habla sin cesar de otras Isabeles: Chabelita y la Pantoja. Supongo que preferiría compartir protagonismo con Sarah Jessica Parker pero ni España es Hollywood ni ella Diane Keaton.