Se nos va el viernes: le han encontrado una familia de adopción en Bélgica. Nos ha costado tomar la decisión de darla. Se había hecho a nosotros, a los otros tres perros y a todos y cada uno de los sofás de la casa. Llegó esquelética, con los huesos marcados. Se va a Bélgica con algún kilo de más y me aseguran los de Baas Galgo que allí seguro que cogerá alguno más porque los miman muchísimo. Adoran a esta raza tan injustamente maltratada en España.

 

Tomar la decisión de darla ha sido durísima: es una perra hipercariñosa, hambrienta de caricias. Desde que llegó a casa no sé lo que significa ver tranquilamente la televisión por la noche: no puedo dejar de acariciarla porque si no me da continuamente con su hocico para recordarme que ahora que ha descubierto lo que es un mimo no está dispuesta a renunciar a él.

 

El viernes, bien temprano por la mañana, P. se la llevará a un centro que tiene la asociación para que la preparen para el viaje. Volará ese mismo día. Nos plantearon la posibilidad de dejarla un día antes pero no queremos que pase ninguna noche más en una jaula, preguntándose por qué la habíamos apartado de nuestro lado. Nena se va y nos deja tristes. Otro ocupará su lugar, queremos seguir siendo casa de acogida. Hay más de cien esperando un hogar. Ojalá tenga suerte. Cuando pienso que no la voy a volver a ver no puedo dejar de llorar.