El viernes empiezo a leer ‘Hombres desnudos’, el último Premio Planeta, de Alicia Giménez Barlett. Me engancha desde el primer momento. (Advertid que no he escrito: me engancha desde el minuto uno. Detesto esta y otras tantas frases hechas). Uno de los protagonistas manifiesta su incapacidad para convertir a Santa Teresa de Jesús en una materia atractiva para sus alumnas. Una de sus alumnas podría ser, por edad, Sofía, de ‘GH16’. Y al pensar en ella comprendo la impotencia que debe sentir un pobre profesor al toparse con elementos de estas características. La muchacha es el culto a la ignorancia, al desprecio por el prójimo, al egocentrismo, al egoísmo. No conoce más ley que los labios pintados de rojo y las faldas cortas son su primer y único mandamiento. Puede que Sofía sea el resultado de un plan escolar absurdo pero también de una madre inane y superficial y de una sociedad que ha sustituido los libros por el móvil. Hace bien Mercedes Milá cuando se queja de la mala salud de las librerías de barrio. Ella, que es socia de una en el Eixample barcelonés llamada '+Bernat',  sabe muy bien de lo que habla. Por eso tiene que seguir insistiendo para que el próximo año la casa cuente con una biblioteca. Sólo así contribuiremos a que no tengamos que asistir a conversaciones tan vacías de contenido como las que mantuvieron el jueves Sofía, Marta y Raquel. Y si no se consigue, bueno es que al menos lo intentemos.