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A propósito de la dimisión de Huerta, aparece continuamente la palabra ‘impuestos’. A los políticos se les llena la boca cuando la mencionan. Y a mí cada vez me produce más fatiga escuchársela. Porque parece que solo conocen una manera de sacar adelante el país: con impuestos. Se olvidan de que si no se les fuera la pinza construyendo aeropuertos sin tráfico aéreo, autopistas inservibles o estaciones de AVE sin trenes –por no hablar de Gurteles, Eres y demás chanchullos– los españoles podríamos haber comprado la Unión Europea a tocateja. Esa es la vieja política: la que asfixia al ciudadano para maquillar la incapacidad de los gobernantes.