Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

La Veneno

"No me ha extrañado la muerte de 'La Veneno'. Los tranquimazines llevaban acompañándola desde hacía demasiado tiempo"

Aprovecho para remolonear en la cama hasta las diez y media porque hoy toca jornada larga. Me recogen los de ‘Got Talent’ a las doce del mediodía y volveré a casa cerca de la una de la madrugada. Vienen Lima, Travis y Romeo a darme los buenos días a la habitación y me da tanta alegría verlos tan contentos que quiero premiarlos con una chuche. Al ir a repartirlas, me doy cuenta de que me sobra una. Todavía sigo contando a Cartago. Se lo digo a P. y me contesta que a él también le pasa.

Ando también estos días pensando mucho en La Veneno. No me ha extrañado su muerte. La última vez que vino al Deluxe estaba muy desmejorada, pasada de rosca de ansiolíticos o de lo que fuera. Los tranquimazines llevaban acompañándola desde hacía demasiado tiempo. Recuerdo que en su época de esplendor estuve en la casa que tenía en Capitán Haya y ya tenía alguna que otra caja de pastillas en su mesita de noche. Pese a que por aquellos años Cristina manejaba dinero, flotaba en la casa un aire tan espeso que convertía el lugar en un espacio poco habitable. Así ha sido siempre la vida de La Veneno. Una lucha tan denodada contra ambientes oprimentes y hostiles que la convirtieron en una mujer excesiva y desordenada. Descanse, por fin, en paz.

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