Después de un crudo, crudísimo invierno donde el sol ha brillado por su ausencia, comenzamos a ver la luz. A mí me pone tanto las pilas todo lo que huela a calor que decido presentar ‘Supervivientes 2014’ en bermudas.

Menos mal que estoy hecho a las críticas porque si todavía siguieran haciendo mucha mella en mí habrían conseguido que saliera a presentar vestido de buzo, sin enseñar nada de carne. Comentarios que he oído: “Si sales así vestido desviarás la atención”. Reflexión: si consigo que la audiencia preste más atención a mis rodillas que a diecisiete saltos desde un helicóptero es que he equivocado mi profesión. Debería haber sido modelo. Otro: “Salir en bermudas por la noche no es serio”. Reflexión: precisamente es eso lo que busco. Llevo dos años enfundado en el traje azul marino de ‘Hay una cosa que te quiero decir’ y necesito un respiro. Llamo a Carmen Rigalt y le cuento mi propósito. Respuesta: “A mí me parece horroroso y vas a parecer un tapón. Pero si tienes claro que lo haces por provocar y no porque pienses que te queda bien, adelante”. Tampoco lo hago por provocar sino por aprovecharme de esa oportunidad de jugar que da un medio como la televisión. Eso lo ha entendido como nadie Mercedes Milá. A su lado, la gran mayoría de presentadoras se quedan en meras locutoras de continuidad.