El miedo de Loles León

Acude por primera vez al ‘Deluxe’ después de haberla llamado durante años, pero a Loles le gusta marcar sus tiempos. Según ella, antes no venía porque, como no tenía trabajo, no tenía nada que contar y, ahora que decide sentarse, lo hace para explicarnos que está en el mejor momento de su carrera profesional. Loles es así. La tomas o la dejas. Como ahora está delgada y se ve guapa, ejerció en la entrevista de triunfadora feliz. Así, rollo Bette Midler. Evitó entrar en polémicas y prefirió abonarse al ‘bienquedismo’ con todo Dios. No es su registro más habitual, pero da lo mismo: Loles tiene la capacidad de enganchar haga lo que haga.

Se vino arriba hablando a favor de Alba Carrillo y explotó su vena más popular mientras cocinaba su plato estrella: ‘El conejo de la Loles’. Fue así, cocinando, cuando se metió al público en el bolsillo con cuatro o cinco chascarrillos marca de la casa. Antes de abandonar el plató, dirigió un mensaje a todos los que acusan a los actores de vivir de las subvenciones: “Que sepa todo el mundo que nosotros no vivimos de ellas, sino para ellas. No son becas. Por cada euro que recibimos, tenemos que devolver tres”, bramó. Fue la única parte de la noche en la que Loles se puso ‘flamencona’ porque, tal y como confesó en la entrevista, cada vez tiene más miedo a decir lo que piensa.

Aludió por encima al boicot a la película de Trueba, ‘La reina de España’. Todavía no la he visto, pero lo haré. Dicen que el boicot le ha hecho poco daño, que lo malo es que no engancha. A mí, la dichosa palabra me empieza a producir desasosiego. Está instalándose la idea de que el boicot tiene mucho que ver con la libertad de expresión, y es justo lo contrario. Creía que las redes nos harían más libres, pero nos están convirtiendo en seres menos solidarios, más miedosos. Cualquiera de los que trabajamos de cara a la opinión pública podemos ser víctimas de un boicot por la excusa más inverosímil. Y el boicot no afecta solo a una persona, sino a todo un equipo que lucha para sacar adelante un trabajo. Por una entrevista equivocada retiraron ‘La Noria’ en Telecinco. Se equivocó la dirección, pero poco se pensó en la gente del programa que se quedó en la calle.

He participado y participo en programas que han sido víctimas de campañas –boicots, hablando en plata– que pretendían cerrarlos. Afortunadamente, ninguna de esas campañas ha tenido éxito. Por el momento. El boicot se ha convertido en el suspiro de una sociedad molesta con la libertad. Da miedo imaginar cuántos preferirían que aquí imperara el pensamiento único.