Jueves, tres de la tarde. Tumbado en el sofá de casa, preparándome para gozar de una siesta antológica antes de marcharme a la televisión para presentar la gala final de ‘GH17’. Ayer terminamos la función en Valencia y volví inmediatamente para Madrid. Me gusta dormir en casa. Debe ser cosa de la edad. Antes me fascinaban los hoteles. Ha sido una semana extraña, en la que he estado bordeando el límite de la melancolía. Aterrizamos con muchísima ilusión en Valencia, pero un temporal terrible nos ha aguado –en el sentido más literal de la palabra– la fiesta. Desde los medios de comunicación advertían a los ciudadanos de que no salieran de casa si no era estrictamente necesario. Así que a los que se acercaban a vernos al teatro me daban ganas de pedirles la dirección para luego ir a darles personalmente un abrazo.

Hemos tenido tantísima fortuna durante toda la gira que para mí es una sensación extraña salir a actuar a un teatro que no está lleno. Pero me gustó que durante estas funciones toda la compañía representásemos la obra como si el patio de butacas estuviera repleto. Viví lo que significa respetar al público, entregarte como siempre porque las personas que venían a vernos tenían la entrada comprada desde hace tiempo y, además, desafiaron al mal tiempo, abandonaron la pereza y se plantaron en el teatro con ganas de disfrutar. Fueron, en definitiva, unas funciones estupendas. Luego, en el hotel, mientras veía a través de las ventanas cómo la lluvia no remitía, me invadía la impotencia. Incluso la tristeza.

P. intentaba animarme, pero yo no estaba mucho por la labor. Casi nunca estoy de bajón así que, cuando eso sucede, prefiero encerrarme en mi mutismo y no convertirme en el receptor de docenas de frases de ánimo. Después de cinco días de lluvias históricas, el temporal empezó a remitir y todo volvió a la normalidad. Pasear por Valencia es un gusto, comer en esta ciudad un auténtico pecado, y un privilegio subirse día tras día a las tablas del centenario Olympia. Me dicen que las ventas están empezando a dispararse y que colgaremos más de un día el cartel de ‘No hay localidades’. Hala, a tomar por saco el bajón. Ahora solo falta que esta noche cerremos con buena audiencia ‘GH 17’.