El origen de este viaje era ver a Glenn Close en ‘Sunset Boulevard’. De ahí venimos ahora, de verla en la función de las tres de la tarde del domingo. El musical que protagoniza no es de mis favoritos, pero da igual porque después de verla actuar te das cuenta de por qué está considerada como una de las mejores actrices del mundo. Escucharla cantar en directo ‘With one look’ y ‘As if we never said goodbye’ es uno de los más espectaculares recuerdos que ya guarda mi memoria. Nos compramos hasta el cartel de la función para colgarlo en casa. Ayer también fuimos al teatro pero por partida doble. A las dos de la tarde disfrutamos muchísimo con la genial Bette Midler en ‘Hello Dolly’. Emocionan las ovaciones con las que el público recibe a sus estrellas cuando entran en escena, las colas de gente llenando los teatros a esas horas que a nosotros nos parecen tan intempestivas. Disfruté como un crío teniendo tan de cerca a esas actrices que admiro tanto. Rematamos la noche del sábado dándole un buen pellizco a mi corazón: yendo a ver un concierto de Paloma San Basilio. Llenó el teatro y la gente la despidió puesta en pie. Hace bien en no retirarse. Le queda cuerda y seguidores que la esperan.