Pasa por el plató de ‘Sálvame’ para promocionar su última función, ‘Enfrentados’. Charlo un ratito con él antes de empezar la entrevista, durante el descanso de una publicidad, cuando alguien se me acerca para contarme que tiene 86 años. Repito, 86 años. Es decir, que le faltan cuatro para los noventa, catorce para los cien. Creo que no conozco a ningún hombre que haya llegado a esa edad con tan buena pinta.

 

Arturo, que sabe que tiene buena planta, no puede resistirse a darme un par de consejos estéticos: “Tienes que dejarte el pelo un poco más largo y afeitarte”. Yo le digo que no lo hago porque tengo la cara muy redonda y entonces él vuelve a la carga ofreciéndose a llamarme al día siguiente y dictarme un plan milagroso de una semana con el que te quitas muchos kilos. Así, a la mañana siguiente me llama y yo apunto sus indicaciones. “No seas perezoso y hazlo, no seas perezoso”, me repite varias veces antes de colgar.

 

En el plató aprovecho para hacerle una fotografía con Kiko Hernández, uno de sus máximos seguidores. De chatín a chatín. Sé que Arturo Fernández cuenta con muchísimos detractores pero no está de más alternar de vez en cuando con  una persona tan educada y aseada como él.