Viernes, cinco de enero. Los ensayos de ‘Grandes éxitos’ avanzan tan rápido que en poco más de una semana –el próximo 15 de enero– estrenamos en el teatro Rialto de Madrid. Hoy ha venido Kiti Mánver a ver un pase de la función. Me ha hecho mucha ilusión su presencia. Debuté a su lado en el teatro y me ha encantado verla disfrutar. Que la obra se le hace corta, dice, que añadamos más canciones porque se le pasa volando. Y Juan Carlos, el director, que nones, que eso es lo mejor que puede pasar, que la obra pase en un santiamén. Hoy estaba yo con la lágrima a flor de piel. Me imaginaba el teatro lleno de compañeros y amigos el día del estreno y se me ha puesto tal nudo en la garganta que en alguna escena me ha costado Dios y ayuda articular palabra. Veintidós años ya en Madrid y estreno mi segunda función en la Gran Vía. Si cuando estaba viviendo en Badalona me llegan a decir que mi vida iba a ser así jamás lo hubiera creído. Soñaba con vivir en Madrid y poder mantenerme con mi trabajo. Ya con eso me contentaba. Pero la cosa se fue liando de tal manera que hasta presento programas de televisión –hecho que considero milagroso–. En los cursos de presentadores que doy en mi escuela intento dar una visión realista de nuestro mundo. Es complicado sobrevivir, se queda mucha gente en el camino, y sobre todo tienes que estar dispuesto a que desaparezca de tu vida un elemento tan confortable como la seguridad. Pero también les digo a los alumnos que, si yo he llegado a presentar, cualquiera puede hacerlo. A veces dejamos de conseguir cosas porque somos nosotros mismos los que decidimos que no están hechas para nosotros. Que no las merecemos. Nos convertimos en los censores de nuestros propios sueños. Creo que hoy estoy un poco tontorrón por esta noche de Reyes que tantas alegrías trajo a nuestra casa. Era la noche más esperada del año, la que vivíamos con más intensidad. Cuando era adolescente y conocía ya de qué iba el asunto me daba pena pensar que, pese a todo, había gente mayor que no celebraba estas fiestas. Lo que es la vida: hoy yo soy parte de esa gente mayor. Mañana por la mañana, mientras en montones de hogares estarán poniéndose ciegos a roscones, yo estaré en la sala de ensayos haciendo dos pases de mi función. No me quejo porque es algo que yo he elegido, pero en este recién estrenado 2018 he tomado la determinación de volver a celebrar estas fiestas como cuando era niño. El año que viene de esta misma noche me veo escondiendo regalos para P. Y me como un roscón de crema yo solito como que me llamo Jorge Javier. Claro que lo del roscón creo que puedo empezar mañana mismo. Voy a ver si engatuso a P. –que poco me cuesta– para que mañana vaya a comprar uno. No dejes para mañana lo que puedas engordar hoy.