El fin de semana pasado, la futura mujer de Carlos Felipe de Suecia, Sofía Hellqvist, tuvo planazo. Sus mejores amigas le prepararon una despedida de soltera que no olvidará en la vida.

 

Con su grupo de siempre y sus hermanas como ganchos, Sofía recibió un pequeño regalo de bodas adelantado: un fin de semana en una de las casas más exclusivas del lago Mälaren, cuyo alquiler, según apuntan los medios suecos, ronda los 3.000 euros por día. Esta lujosa mansión, equipada con jacuzzi, salones para dar fiestas y amplios comedores, fue el lugar elegido por Sofía y sus chicas, entre las que se encontraba su cuñada Victoria, aunque de Magdalena no hubo ni rastro. La versión oficial dice que la heredera no pudo viajar por encontrarse en avanzado estado de gestación y por tener una vista al Vaticano en las próximas horas, la otra versión apunta a que la relación entre ellas no es la mejor…

 

Volviendo a la despedida, Sofía pasó una mañana rodeada de amigas, poniéndose al día, bebiendo cócteles y, mientras algunas se metieron en el jacuzzi, ella prefirió dar un paseo con otras chicas. Además, todas las invitadas disfrutaron de un almuerzo muy especial, una empresa de cátering especializada en cocina libanesa puso a la disposición de Hellqvist algunos manjares típicos como muttabel o shawarma.

 

El domingo tocaba la vuelta a la realidad. La prometida de Carlos Felipe fue la primera en abandonar los fastos. A primera hora de la mañana regresaba a casa, mientras que el resto de invitadas aguardaban hasta la tarde para poner fin a la despedida de soltera de Sofía Hellqvist.

 

Por Conchi Álvarez de Cienfuegos