Los reyes presiden el funeral por las víctimas del accidente aéreo en los Alpes

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Destrozados. Así seguían los familiares de las 150 personas fallecidas en el accidente de la compañía aérea Germanwings. Sus rostros de dolor no se veían apaciguados, ni habiendo pasado siquiera un mes. Por eso, cuando los reyes se les acercaban a mostrarles su apoyo, a ofrecerles fuerza y valor, muchos terminaban desmoronándose. No fueron pocas las madres que se sumieron en el llanto cuando Letizia las besó. La reina, tragaba saliva. Era una de las situaciones más difíciles a las que había tenido que hacer frente.

Los dos monarcas fueron puntualmente recibidos en la puerta de la Sagrada Familia barcelonesa por Mariano Rajoy y Artur Mas. A continuación, fueron saludados por el cardenal-arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach, que fue quien ofició la misa. Tras su entrada en la basílica, dio comienzo la ceremonia en memoria de todos los fallecidos. 150 víctimas que hoy podrían estar con los suyos, si no hubiera sido por un tripulante que decidió acabar con su vida de la peor forma posible: arramblando con todo y con todos a su paso.

Tras la misa, llegaron los pésames. El momento más duro. Los reyes, seguidos de Artur Mas y Mariano Rajoy, fueron mostrando sus condolencias uno por uno a los 600 familiares que acudieron ayer por la tarde a la basílica catalana. El rey tuvo con los menores los gestos más cariñosos. Don Felipe les lanzó miradas de ternura, y les dedicó palabras que trataron de calmar su desconsuelo.

Por Conchi Álvarez de Cienfegos

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