Por CONCHI ÁLVAREZ DE CIENFEGOS

 

Charlene de Mónaco cumple 37 años en su cumpleaños más especial, es el primero que pasa como madre. El 10 de diciembre venían al mundo los pequeños Jaques y Gabriella, y su vida cambiaba para siempre.

 

Wittstock, nacida en Sudáfrica, cambió los bañadores olímpicos y los gorros de natación por los trajes de fiesta. En 2006 su vida dio un giro de 180º y dejó de ser la preciosa atleta que representaba a su país en las competiciones de natación, para abrazar su nuevo estatus de ‘celebrity’. Había comenzado a salir con el príncipe Alberto, y esto lo cambiaba todo. Convertida en el nuevo objetivo de la prensa internacional, Charlene disfrutó todo lo que pudo de su noviazgo con Alberto, a pesar de que los rumores de crisis amenazaban con disolver la pareja.

 

En 2010 la vida volvió a sorprenderla. Ese mismo año se anunciaba el compromiso de la pareja, se casarían un año más tarde y tratarían de buscar la descendencia lo más pronto posible, tal y como estaba estipulado en su contrato prematrimonial, en el que ella se comprometía a darle un hijo o una hija antes de los 3 de casados.

 

El 2 de julio del 2011 llegaba el gran día. Una emocionada Charlene daba el ‘sí, quiero’ ante más de 400 invitados. Se dijo que dudó. Mucho. Pero finalmente ella no cedió a sus dudas y miedos y así se convirtió en la nueva princesa consorte de Mónaco. La princesa de la triste mirada. ¿Le devolverán Jaques y Gabriella la luz a sus ojos?