Por CONCHI ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS

Cuando a los adultos nos cuesta horrores sacar adelante una idea de negocio, planificarla, llevarla a cabo, y sobre todo, hacer que funcione, con tan sólo 9 años, Cory Nieves ya se ha puesto manos a la obra con la creación de su propio imperio galletero. Y lo publicita con una imagen personal que no escapa al menos observador: es un hipster de manual, elegante y moderno.

Nieves se puede enorgullecer de haber creado una pequeña gran compañía de galletas, ‘Mr. Cory’s Cookies’, que, según él, triunfa porque tiene la receta de la galleta con pepitas de chocolate perfecta. Ahí es nada.

La idea para su negocio le vino de los otros niños de su edad que se dedicaban a hacer limonada y venderla en rudimentarios puestecitos en los barrios residenciales de EEUU. Con su pequeño puesto, lo que pretendía Cory era ayudar a su familia a comprar un coche, puesto que acababan de mudarse de Nueva York a Nueva Jersey y el vehículo era imprescindible para su nueva vida.

Cory comenzó su negocio en 2009, con tan sólo 4 años, vendiendo chocolate caliente, pero pronto se pasó a las galletas con esta increíble receta que a nadie ha querido revelar. Lo que sí sabemos es que sus ‘cookies’ no tienen nada de azúcar añadido y están hechas de copos de avena, por lo que resultan una versión mucho más saludable de las que se venden en otros establecimientos.

Un genio de las redes sociales

Parte de su éxito proviene, además, de las redes sociales. Ahí donde lo vemos este joven caballero es un verdadero as en internet, un fenómeno en Instagram (con más de 26.000 seguidores) y su forma de vida se ha convertido en algo muy viral en esta red. Su forma de vestir, a medio camino entre el joven más guay del barrio más moderno y el caballero más clásico fotografiado por Scott Schuman (autor del blog The Sartoliarist), ha conquistado a toda la comunidad online que observan alucinados cómo se las gasta este pequeño empresario.

Con estilo único

“La forma en la que te presentas es la clave del éxito”, dijo Cory cuando le preguntó el 'Huffington Post' por su forma de vestir. “La gente, cuando primero me ve, pregunta: ‘¿Quién te viste? ¿Tu madre?’, Y mi madre contesta, ‘¿Has visto lo que llevo puesto? Necesito la ayuda de mi hijo para vestirme”.

Sus gafas de pasta son su seña de identidad, tanto es así, que hasta se las ha puesto a su logo, una deliciosa galleta con miopía. Pero también lo son los trajes que parecen hechos a medida de su diminuto cuerpo, las corbatas con colores llamativos, los pantalones vaqueros pitillo y las camisas perfectamente abotonadas hasta arriba, como bien marca el código del ‘hipster’ de libro.

Sabe lo que quiere, y desde luego conoce el camino para lograrlo. De momento, sueña con lujosas estancias en el Hotel Plaza de Nueva York, coches caros, convertirse en el nuevo Donald Trump y tener un imperio a su nombre.