Por CONCHI ACL.

Después de haber puesto patas por alto el Palacio de Kensington con reformas y más reformas, los Duques de Cambridge han decido que lo mejor es marcharse a vivir al campo. Menuda alegría para los contribuyentes británicos.

Los ingleses pusieron el grito en el cielo estos meses atrás cuando se enteraron de las costosísimas obras que se estaban realizando en lo que ha sido el departamento de Kate y Guillermo desde que estos se casaran tres años atrás. Decían que se estaba malgastando su dinero en caprichos para la pareja, pero el Palacio de Buckingham salió en defensa del joven matrimonio diciendo que sólo se estaba usando el dinero del contribuyendo para reformar las partes del palacio que pertenecían al patrimonio británico, y nunca se usó para remodelar, por ejemplo, la cocina, donde más dinero, según el Daily Mail, se habían gastado.

La nueva vida campestre de Kate

George, que ha cumplido un año, Kate y Guillermo, se marcharán por tanto a vivir al campo, en concreto a Anmer Hall, la mansión que tiene la familia en el condado de Norfolk, donde comenzará a trabajar como piloto de ambulancias aéreas el heredero a la corona británica. Este habría sido un motivo determinante a la hora de decidir cambiar de domicilio, puesto que las idas y venidas a Londres lo mantendrían alejado de su familia demasiado tiempo, y esto no quieren que ocurra, y mucho menos desde que George nació, con el que Guillermo desea pasar el mayor tiempo posible.

Puede que esta mudanza, a una casa de mayor tamaño, también lo hayan hecho en previsión de aumentar la familia el día de mañana, puesto que el departamento del Palacio de Kensington se les quedaría pequeño si llegaran el día de mañana nuevos miembros al clan.

Otra de las razones que se comentan como determinantes a la hora de haber decidido cambiar de casa, es que en Kensington, situado en pleno Londres, Kate y Guillermo no tenían intimidad. Si no eran turistas, eran fotógrafos, y si no eran simples curiosos que pasaban por la zona, pero la cuestión es que en este palacio no contaban con la intimidad que una joven pareja necesita. Cada salida de Kate era medida y perseguida hasta el acoso, y eso no le gustaba a la duquesa, por lo que cuando surgió la oportunidad de cambiar a una residencia más tranquila, esta no se lo pensó dos veces y se embarcó de cabeza en esta aventura campestre.