"Ha sido un honor que mi primera actuación haya sido en Benidorm. Este OLÉ es para ustedes", así terminaba anoche Isabel Pantoja su concierto de reaparición tras la sentencia por blanqueo de capitales; a ritmo de la 'Salve rociera' y con palabras de agradecimiento ante un público entregado. 

Dos horas y media largas de un recital que la tonadillera inició ataviada con un vestido negro de cuello halter con aplicaciones en plata y oro. Un vestido que completaba con un chal negro de gasa y que resaltaba la delgadez de la cantante, que no pasó desapercibida para sus fans, que esperaban a la puerta del Benidorm Palace desde las seis y media de la tarde, tres horas antes de que diera comienzo el concierto.

Nada más aparecer en escena, tras un 'medley' orquestal de algunos de sus grandes éxitos y tras una cortina de humo blanco, el público se puso en pie para recibir a la tonadillera entre aplausos y gritos de 'ISABEL, ISABEL'.

"Feliz Día de la Madre para todas las madres"

Como no podía ser menos tratándose de un concierto celebrado el Día de la Madre, Isabel Pantoja comenzaba a desgranar su repertorio de la noche con 'Es mi madre', la canción dedicada a la mítica doña Ana y que llenó de alborozo a muchas madres, que estaban allí gracias a que sus hijos habían decidido invitarles al concierto como regalo por su Día.

Tras un par de canciones de desamor desgarrado -'Pero vas a extrañarme'- o melancólico -'Buenos días, tristeza', ese particular homenaje de Perales a la obra de Françoise Sagan- y después de un tórrido 'Me gusta a morir', llegó uno de los momentos álgidos de la noche, cuando Pantoja se arrancó con 'Que se busquen a otra'. Una canción que despertó el entusiasmo entre los fans, una de las cuales respondió a sus primeros acordes con un contundente: "¡TOMA!".

'Que se busquen a otra' provocó diversos momentos de euforia entre el público, como cuando Pantoja subrayó la estrofa: "Yo no puedo soportar este fuego y prefiero VIVIR" o cuando pidió "Un minuto, sólo un minuto para que acaricien mi caraaaaaa", un ruego que fue recibido con enormes aplausos de apoyo a los que la cantante respondió con un golpe de su melena rizada y besos al aire.

"Gracias a vosotros, pantojos"

Tras el éxtasis llegó cierta calma con 'Nada' y un par de versiones de boleros: 'Si tú me dices ven' y 'Dos gardenias', que algunas fans recibieron con cierta frialdad que compensó la interpretación de 'Isabel Pantoja', ese himno de autoafirmación que reza así: "Isabel, yo me llamo Isabel. Isabel Pantoja. Maribel, también soy Maribel. Pa que usted escoja..." 

Con la interpretación del ya clásico 'Garlochí', llegó el delirio, el desmelene de Isabel, el karaoke del público (que se las sabía todas) y una curiosa forma de agradecer su participación por parte de la cantante: "Gracias a vosotros, pantojos". Más aplausos. 

Y tras un paréntesis en forma de ranchera, otro de los grandes hits de la noche: 'Tú no me vas a hundir'. Toda una declaración de intenciones.

"Ellos se creen que soy cobarde porque no hablo pero no me van a hundir"

Otra vez el público en pie, mostrando su apoyo a la tonadillera, que lo agradeció con gestos emocionados e hizo de 'Tú no me vas a hundir' una canción más épica que lírica, repleta de momentos reivindicativos de mujer fuerte: "Ellos se creen que soy cobarde porque no hablo pero no me van a hundir" y algún que otro verso un tanto incómodo: "Yo era muy feliz, yo vivía muy bien", cantó Pantoja y alguien exclamó "¡Vaya!" entre su público. 

Durante un instante, el poderío aparente de Pantoja pareció quebrarse y dejó ver unas lágrimas cuando entonaba: "... hasta que te encontré..." Y ella calló, conmovida. "¡ÁNIMO!", le pidieron. E Isabel siguió adelante con todas sus fuerzas para enfrentarse a otro de sus clásicos, con el que cerró esa primera parte del concierto, más de hora y media: 'Así fue' ("Soy honesta con él y contigo. A él le quiero y a ti te he olvidado, ¡NO TE AFERRES!) para el que incluso llegó a pedir la participación del público con las manos en alto: "Aunque estéis cansados de la piscina, ¡arriba esas manitas!"

Vestida con una bata de cola de lunares rojos y azules

Tras desaparecer unos minutos y dejar a sus dos coristas y a los músicos a cargo del espectáculo, Isabel Pantoja reapareció con bata de cola, cola de caballo y un mantón azul. Así se arrancó con 'Rocío' para seguir con 'A tu vera' y provocar un éxtasis de 'oles' que cerraron con broche racial una breve segunda parte a la que siguió la actuación de un espléndido cuadro flamenco que los presentes no llegaron a apreciar en toda su valía. 

"Se me enamora mi alma en Benidorm"

Y tras el cuadro flamenco y ya pasada la medianoche, Pantoja volvió a entrar al escenario con un nuevo vestido, también muy ceñido, en color rojo. Con él se atrevió con una versión aflamencada de una ranchera, 'Te pareces tanto a mí... que no puedes engañarme', la misma que le dedicó una noche Lola Flores a Isabel Pantoja, inmediatamente después de que Paquirri dejara a Lolita para prometerse con la tonadillera.

"Y ese tonto que te quiere, y que se enamoró de ti, no sabe lo que le espera y piensa que va a ser feliz. Inocente, pobre amigo, no sabe que va a sufrir. Con avisos no hay engaño y sé muy bien que ahora te vas, dile a ese que hoy te ama que para amarte, nada más, para eso a él le falta lo que yo tengo de más". Eso le cantó 'la Faraona' una noche en el Florida Park de Madrid hace muchos años, y eso mismo cantó anoche en el Benidorm Palace Isabel Pantoja a una destinataria desconocida. O no tanto.

Después de la ranchera con dedicatoria, 'Dame limosna, Dolores' ("Yo no necesito grandes capitales") y, como gran fin de fiesta 'Se me enamora el alma' ("Se me enamora mi alma en Benidorm") seguida por el bis: la 'Salve rociera': "Ha sido un honor que mi primera actuación haya sido en Benidorm. Y este OLÉ es para ustedes. ¡Viva la Virgen del Rocío!"

Así fue.