Mantuvo la entereza casi hasta el final, pero se rompió. No hacían ni 48 horas que Ana Rosa Quintana perdía a su madre a la que en ese tiempo solo que había dejado lo justo para refrescarse y volver a velarla. Anoche la reina de las mañanas dejaba el Tanatorio de La Paz en Tres Cantos a altas horas de la madrugada y a primera hora de hoy acompañaba el cuerpo sin vida de su madre, a la que estaba unidísima, y que la ha abandonado a los 88 años tras un tiempo especialmente complicado en temas de salud.

Hemos estado todos con ella. Ha muerto en paz, rodeada de sus nietos y su familia. La llevamos en el corazón”, comunicaba ayer Ana Rosa Quintana a la prensa a las puertas del Tanatorio donde, desde el mismo momento que se supo la noticia, no dejaron de llegar numerosos compañeros, familiares y amigos de la presentadora quien se encontraba de vacaciones junto a su marido, el empresario Juan Muñoz, y sus niños, cuando le informaron de una repentina indisposición de su madre, Carmen Hortal.

Sin embargo, esta mañana, Ana Rosa, con un vestido blanco de crepe y siempre oculta bajo unas gafas oscuras de carey, era incapaz de articular más palabras que un casi inaudible “gracias”. Su marido, de traje negro, y su hijo Álvaro, que acompañaba a la tía de la presentadora, no se separaban ni un minuto de ella que, desolada, se sujetaba a duras penas en ellos y reprimía las lágrimas.

Hasta las 12.45 en que se oficiaba el funeral, acudieron a acompañar a Ana Rosa, rostros conocidos de la pantalla, amigos y compañeros de la presentadora. Desde el consejero ejecutivo de Mediaset, Paolo Vasile a políticos de diverso signo como Elena Valenciano, jefa de la delegación del PSOE en el Parlamento Europeo, Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid o la ex Presidenta de la Comunidad Madrileña, Esperanza Aguirre que afirmaba que pese a no conocer a la madre de Ana Rosa “por sólo oír como hablaba de ella su hija, había que quererla”. Una embarazadísima Carmen Alcayde, Cristina Tárrega con Fiona Ferrer, Pedro Piqueras, José María García, el showman Mario Vaquerizo, la aristócrata Patricia Olmedilla o los productores de televisión Eduardo Campoy y José Manuel Lorenzo también se acercaron hasta el campo santo.

De hecho, fue ese el momento, a la salida de la capilla tras el funeral, cuando Ana Rosa, que hasta entonces se había  mantenido entera, se desmoronó al comenzar al recibir los abrazos, el pésame y las condolencias de los allí congregados, e incapaz contener el llanto y mantenerse más minutos en pie bajo el sol de julio, prefirió abandonar el Tanatorio abrazada a la cintura de su marido.