Fue el primer actor español en ganar un Oscar y posee su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Javier Bardem es, sin duda, una ‘bestia’ del cine capaz de convertirse en cualquier personaje y hacerlo con matrícula ‘cum laude’.
Sin embargo, Bardem no iba para actor sino para jugador de rugby. Llegó a jugar en las categorías inferiores de la selección española y hasta el 90, con el CR Liceo Francés de Madrid (España). Pero el arte acabó imponiéndose al deporte y tras estudiar Pintura en la Escuela de Artes y Oficios, y trabajar como dibujante publicitario, siguió formándose en el Estudio Corazza, con el que hoy sigue muy vinculado.
Que el deporte tuviera la batalla perdida en su vida respondía a una cuestión puramente genética, y es que nació en el seno de una familia de actores. Lo eran sus abuelos, Rafael Bardem y Matilde Muñoz Sampedro; su madre, Pilar, y sus hermanos mayores, Carlos y Mónica. Y hasta su tío, Juan Antonio Bardem, y su primo Miguel se dedicaban al cine, aunque no como actores sino como directores.
A los dos años, sus padres se divorciaron
Javier Ángel Encinas Bardem, como se llama, vino al mundo un 1 de marzo de 1969 en Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias, España). Su madre, en homenaje al hijo que tuvo y murió al poco tiempo de nacer, le puso su nombre, Javier, de la misma forma que ella llevaba el de su hermana mayor fallecida.
Cuando el actor tenía dos años, sus padres se divorciaron y la madre, Pilar, abandonó Canarias para regresar a Madrid con sus hijos. Según cuenta en sus memorias, la relación con su marido, José Carlos Encinas Doussinague, fue muy complicada y sus hijos tampoco tuvieron una vida fácil junto a él. Aun así, explica la actriz que quedaron destrozados cuando este murió el 14 de noviembre del 2011, víctima de la leucemia. Javier hablaría muy poco de él pero le dedicaría el Goya ganado por ‘Boca a boca’.
Debutó con cuatro años
Con solo cuatro años, Bardem se estrenó en los platós con una pequeña aparición en la serie ‘El Pícaro’, de la que cuenta una graciosa anécdota. Fernando Fernán Gómez debía apuntarle con una pistola y él tenía que reír, pero, contrariamente, se asustó y arrancó a llorar, con lo que el veterano actor dijo: “No pasa nada, dejadle, es un actor dramático”.
Durante los 80 hizo algunas apariciones en series como ‘Segunda enseñanza’ o ‘Brigada Central’, pero el éxito le llegó con la polémica película de Bigas Luna ‘Las edades de Lulú’ (1990). Con aquella cinta se convirtió en un actor imprescindible en las películas del director catalán y en la siguiente, ‘Jamón, jamón’ (1992), conocería a la que, casi 20 años más tarde, sería su mujer: Penélope Cruz.
Su contundente físico y esa nariz rota no por el rugby sino por el ataque de un extraño en una discoteca, hizo que le propusieran muy a menudo papeles de hombres duros y rudos. Y le encajaron a la perfección, porque en el 94 empezaron a lloverle los premios por ellos. El primero, el Fotogramas de Plata al Mejor Actor por ‘Huevos de Oro’, también de Bigas Luna, al que siguieron una colección de galardones por las películas ‘Días contados’, ‘El detective y la muerte’, ‘Boca a boca’ y ‘Carne trémula’.
Relación con Cristina Payés
En aquella época, y a pesar de los insistentes rumores de idilio con Aitana Sánchez-Gijón y Penélope Cruz, Javier mantenía una relación estable con la catalana Cristina Payés, una periodista con la que compartió vida en Barcelona durante 10 años.
En el 2000, llegó la película que le permitiría ganarse el reconocimiento definitivo de la crítica y el público, con su primera nominación a los Oscar: ‘Antes que anochezca’ ('Before Night Falls'). Se metió en la piel del escritor cubano perseguido Reinaldo Arenas, adelgazando 14 kilos y consiguiendo un acento cubano excelente. Tres años más tarde llegaría otra de sus cintas más recordadas, ‘Los lunes al sol’, que le valió el Goya a la mejor interpretación masculina, y en el 2004 volvió a triunfar bordando el papel de José Luis Sampedro en la película ‘Mar adentro’.
Proyección internacional
Los directores extranjeros pusieron sus ojos en él y no cesaron de lloverle ofertas de muchos de los grandes. Así, en el 2008, le dijo sí a Woody Allen, rodó ‘Vicky Cristina Barcelona’ y empezó a cosechar premios por su papel de asesino a sueldo en ‘No es país para viejos’ ('No Country for Old Men') (2007), de los hermanos Coen. Por esta cinta recibiría un Globo de Oro, un BAFTA y finalmente el Oscar, que dedicó a su madre en un emotivo discurso: “Mamá, esto es para ti, para tus padres, Rafael y Matilde, para los cómicos de España que llevan la dignidad y el orgullo de nuestro oficio. Esto es para España”.
El amor apareció 20 años después
Su vida amorosa dio un vuelco total tras rodar con Woody Allen. A sus órdenes, Javier se reencontraría con Penélope y empezaría una relación que les llevaría al altar en julio del 2010, en una ceremonia secreta celebrada en Las Bahamas. Unos meses más tarde, Penélope daría a luz a su primer hijo: Leo Encinas Cruz. El 22 de julio de 2013 nació su segunda hija, Luna Encinas Cruz.
‘Biutiful’, le volvió a convertir en el mejor actor del año en 2010 consiguiendo un Goya por su papel de padre dispuesto a todo por su familia, y brilló también en 'Come, reza, ama' ('Eat Pray Love') (2010) y ‘Skyfall’ (2012), donde interpreta al último villano que se enfrenta al agente 007. En 2015 estrenó 'Caza al asesino' ('The Gunman') junto a Sean Penn y 'Piratas del Caribe: la venganza de Salazar' ('Pirates of the Caribbean: Dead Men Tell No Tales') en 2017.
Sin pelos en la lengua
Pero Bardem no solo es un actor magnífico. También es un activista incansable y sin pelos en la lengua. Todavía se recuerda el varapalo que dio al gobierno de Aznar la noche que recibió el Goya por 'Los lunes al sol'. Se libraba la guerra contra Irak y Bardem soltó delante de todo el país: “A los gobernantes quiero decirles que, aunque ganen las elecciones, no tienen un cheque en blanco para gobernar. Tienen la obligación de escuchar al pueblo y nosotros somos mayoría y decimos no a la guerra”.
A partir de aquel día conocimos un poco más al Bardem comprometido y solidario. Al que lucha por la autodeterminación del pueblo saharaui, al que busca denunciar la miseria produciendo el documental 'Invisibles' y al que no le faltan ocasiones para dar su, para muchos, incómoda opinión, como esta sobre la crisis: “Este Gobierno quiere aliviar la deuda de este país con los lápices y los cuadernos de los colegios. Y salvar a los bancos en vez de ayudar a los hipotecados y dar una vivienda digna. Quiero incidir en que esto no va de colores de partidos, sino de sensibilidad. Los problemas humanitarios están ligados a la falta absoluta de sensibilidad de quienes los crean”. Crudo y rotundo, como sus personajes.