En esto que te levantas un sábado por la mañana con la cabeza medio atontada porque la noche anterior has llegado a casa a las tres de la madrugada después de haber presentado el ‘Deluxe’, sacas a dar una vuelta a los perros para no meterte en la cama nada más llegar y entre que jugueteas con ellos y te quitas el maquillaje, intentas cerrar los ojos cerca de las cuatro.

 

El sábado por la mañana, mientras escribía, con la cabeza medio atontada, me llega una información que publica A. Parrado en Vanitatis con el siguiente titular: “De Sandra Barneda a Jorge Javier Vázquez, el orgullo catalán invade la televisión”. “¿Orgullo catalán?”, qué raro me suena. Me dirijo al portal y debajo de ese título explican: “Con la estrella de TV3, Toni Cruanyes, ya son cuatro los periodistas homosexuales y catalanes que trabajan en televisión”. ¡Anda! Se trataba de hacer un recuento, no había caído. ¿Les parecería bien a los de Vanitatis que todos los gays catalanes nos cosamos una estrella en las camisas para que no tengan que perder el tiempo frente al televisor atisbando especímenes que pertenezcamos a esta categoría? A los nazis les fue muy bien dicha práctica con los judíos. Curiosamente, el vídeo que se adjunta en el reportaje para hablar de mi trayectoria es el referido a mi célebre paso por el Orgullo Gay, allá por el Pleistoceno. Veinte años de carrera para que te recuerden que eres catalán, gay, y que te pillaron perjudicado en una fiesta. Todo tan lamentable como fascista. ¿Podéis creer que no perdía la esperanza de que algún responsable del portal se pusiera en contacto conmigo para pedirme disculpas?

 

A partir de ahora  cualquier colaborador de Vanitatis está moralmente inhabilitado para criticar la línea editorial de Mediaset, que es algo que suelen hacer bastante a menudo con artículos llenos de lecciones de moralidad y presunto buen gusto. Por no decir que no estaría de más que si Vanitatis cuenta con algún colaborador gay expresara públicamente su rechazo ante un artículo tan asqueroso. El asunto es serio. No lo dejemos morir.