Ha entrado a formar parte de mi Top Ten de decepciones de este recién estrenado 2015. Me gustaba Tania. Aguantaba con serenidad las mezquinas embestidas de tertuliamos contrincantes y desmontaba sus ramplones argumentos con  una gélida sonrisa que a veces me recordaba a la de Greta Garbo de ‘Ninotchka’. Pero las excusas que ha puesto para escaquearse del marrón de las subvenciones que la empresa de su hermano recibía del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid me han sonado demasiado baratas. Más propias de la infanta Cristina –“Yo no sé nada, yo no sé nada”– que de una mujer tan preparada como ella. Ahora también está envuelta en un lío de poder en IU que no la está beneficiando nada así que parece que poco futuro político podemos augurarle. Lástima. Prometía pero se ha caído del cartel cuando han aparecido unas ligeras turbulencias. Un político debe demostrar su fuerza cuando aparecen las crisis no cuando todo funciona sobre ruedas. Tania Sánchez está siendo incapaz de enderezar unas historias que a día de hoy la están dejando demasiado tocada.