Aparece en el plató del ‘Deluxe’ para hablar de su novio Isi –nigeriano, como su propio nombre indica, Isi de Isidoro– y termina cascando de Rocío Carrasco. Bueno, cascando no, pero haciendo referencia a un mal rollo que hubo entre ellas y que la Mosquera no ha conseguido olvidar.

 

Es hablar de Rocío Carrasco y se dispara el share y el caché, pero Raquel jamás ha querido contar el asunto que las desunió por muchos talones que se le ofrezcan. La Mosquera es fácil diana de críticas porque tiene una complexión física que llama al descalabro y una incontinencia verbal que te  puede llevar a ponerte de los nervios. Pero también tiene un acentuado sentido de la honestidad. Vende sus frivolidades pero no le gusta comerciar con asuntos que puedan afectar a otros. Y uno de ellos es el de su desencuentro con Rocío.

 

Lydia Lozano, que por aquella época pasaba tiempo con Pedro Carrasco y Mosquera, mantiene que el distanciamiento nace en vida de Pedro. Pero no hay manera de contrastarlo porque Raquel calla y Rocío está desaparecida en combate. Lo que sí dejó bien claro Raquel el pasado viernes en el ‘Deluxe’ es que, refiriéndose a la herencia, no volvería a firmar lo que firmó cuando murió su marido. Mal asunto.

 

Lo malo que tienen este tipo de declaraciones es que se empieza a tirar del hilo y acabamos removiendo historias que parecían ya enterradas. Justo lo que no quiere en este preciso momento de su vida Rocío Carrasco.

 

Por cierto: me encuentro en un pasillo de Telecinco a Antonio David Flores y me pregunta qué puede hacer para mantener a su hija alejada de todo este mundo. Charlamos y al cabo de los días lo veo en ‘Mujeres y hombres y viceversa’ hablando largo y tendido sobre el tema. No entiendo nada.