Me da mucha pena que la hayan cesado como portavoz de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería curada de ébola. A mí me gustaría tener como portavoz a una mujer como Teresa Mesa: luchadora, combativa y simpática.



 

No la conozco pero siempre que la he visto me ha parecido que actuaba con honestidad y amor a su amiga. Además me encantan sus redondeces, tan acogedoras. No me ha gustado cómo se la han quitado de en medio ni el débil argumento esgrimido: “Revelar una conversación íntima” que, a mi entender, era una chuminada.

 

Escribo estas líneas un domingo por la tarde en un hotel del Levante mientras suena a todo volumen Betty Missiego. Resulta que P. se ha hecho fan después de descubrirla en mi iPod y ahora no hay momento del día que no haga referencia a alguna de sus canciones. Por ahora su preferida es una que dice: “Amor soy una pobre tortolita que vive muy solita sin nadie que le dé calor”.

 

Tengo que llamar a Betty para contárselo. Y a Teresa Mesa para enviarle un beso.