Después de haber sido pillada en plena calle dándose el lote con un tío que no es su marido, Olvido Hormigos acude a confesarse al ‘Deluxe’. Cuenta que le llaman “mala madre” para arriba, amén de dedicarle esa palabra que empieza por “P” y acaba en “Ta”.

No me gusta vivir en una sociedad que señala al vecino según su comportamiento en la cama. A mí me han dado hasta en el cielo del paladar porque me gustan los hombres más que a un tonto un lápiz, así que no seré yo el que cargue contra Hormigos por este tema. Olvido hace lo que muchas mujeres sueñan con hacer –magrearse con otro que no sea su esposo– pero cae en un profundo error: que el mundo se entere. Tampoco seré yo el que critique su torpeza en ese aspecto.

Como dice mi amigo Alberto Maeso, en una noche de tormenta cualquiera puede ser un asesino. De su intervención en el ‘Deluxe’ me quedo con dos frases: “Yo es que soy muy feliz como ama de casa pero cuando salgo y me tomo una copa la lío”.

Y la segunda, que me llegó al alma por el profundo amor que respira. Se la dice su marido cuando Olvido sale a cenar por Madrid y luego decide quedarse a tomar una copa en la capital: “Vente para casa, anda, que luego pasa lo que pasa y después te arrepientes”. Cuidarla. Eso es lo que intenta su hombre hacer con ella. Y eso también es amor. Pero a veces el amor no basta para mantener una relación.