Llegó el momento de la boda de la década, y esta no ha defraudado. El enlace de Kim Kardashian y Kanye West estuvo más que a la altura.

Después del ‘brunch’ en casa de Valentino, la visita noctura a Versalles con concierto de Lana del Rey incluido; llegó la verdadera celebración de la boda. En Florencia, en el Fuerte de Belvedere, rodeado de cientos de amigos procedentes del mundo de la moda, de la música y del show bussines en general.

Belvedere
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La novia vistió de Givenchy

Por fin se desveló uno de los misterios mayores: qué diseñador vestiría a la novia. Como muchos nos olimos, el encargado de hacerlo fue su amigo, Riccardo Tisci y director creativo de Givenchy; aunque en un principio también se habló de Balmain y hasta de Lanvin. El novio, para no ser menos, también vistió traje de la firma francesa.

Después de la ceremonia, Kim se cambio de vestido y cambió su Givenchy por un Balmain lleno de pedrería con el que poder bailar hasta la madrugada.

La pareja mimó todos los detalles y para que la localización quedara de ensueño se gastaron 100.000 dólares (73.000 euros) en arreglos florales, que fueron encargados a una de la floristerías más antiguas y con más solera de Florencia, Fiori Della Signoria.

La diseñadora encargada de hacer las alianzas de boda fue la joyera Lorraine Schwartz, que creó dos anillos exclusivos para la pareja que simbolizaran su unión eterna.

Kim Kardashian
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La música tuvo un papel destacado

Después del concierto privado ofrecido en Versalles por Lana del Rey, en Belvedere les esperaba a la pareja la voz del italiano Andrea Bocelli, quien cantó ‘Con te Partiro’ mientras Kim avanzaba en dirección al altar del brazo de su padrastro Bruce Jenner.

El primer baile de los novios como marido y mujer fue con la canción ‘At last’ interpretada por John Legend. Además, durante el baile sonaron las romantiquísimas ‘These arms of mine’ y ‘A Little tenderness’.

Un menú con platos italianos

¿Y qué ofrecieron Kim Kardashian y Kanye a sus invitados? Pues especialidades cuilinarias de la zona como pasta con forma de medias lunas rellenas, sin olvidarnos de los clásicos carne y pescado típicos de estos eventos. La carne fue ternera con salsa "Brunello di Montacalcino", mientras que el pescado fue rape con hierbas aromáticas. Para el postre, el chef Giorgio Pinchiorri, que posee tres estrellas Michelin, les puso sobre la mesa un refrescante sorbete de fresa. Todo se regó con vino rosado y champagne Armand de Brignac.

La tarta estaba compuesta de siete pisos de bizcocho y cobertura de fondant blanco. Por último, unas frutas frescas decoraron el dulce.