Tamara Gorro ha llegado a la semana 15 de su embarazo, sabe que espera a un niño y que este viene sano. No cabe en sí de gozo. Para celebrar tanta alegría que destila su cuerpo, y viendo que sus fans no dejan de acribillarle a preguntas sobre la gestación, ha querido aclarar las mayores dudas que le plantean, entre ellas, ¿cómo ha conseguido quedarse en estado cuando ya había perdido (casi) todas las esperanzas?

Admite su desconocimiento acerca del tema del parto, y que no se había planteado otra cosa que no fuera dar a luz en el hospital, y no en el agua, como otras muchas famosas han practicado, entre ellas, Raquel del Rosario. Sí tiene dos cosas claras: Ezequiel estará a su lado, “lo que más deseo”, y no programará nada, “el nene vendrá cuando tenga que venir”. Y lo de dar a luz le inquieta de cierta manera y prefiere ahorrarse esos comentarios que no hacen más alertarle de los dolores que padecerá, pues lo único que desea que es que el bebé nazca sin problemas.

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Otras de las curiosidades que hasta ahora nunca había compartido fue cómo supieron que estaba encinta. “Me dieron unos niveles médicos muy raros, con unos números extraños, nos pusimos Ezequiel y yo a llamar a los doctores y él se puso a saltar, y a subirse los pantalones, no sé por qué lo hacía, empezaba a chillar y gesticulaba un montón. Cuando colgó, lloró, chilló y me dijo que no me preocupara, que no alterase… ¡nos enteramos los dos a la vez! Fue algo espectacular, un momento único e inolvidable”.

A Tamara, que ya se refiere a su próximo hijo como Toni, de manera cariñosa, con los nervios del embarazo aún no ha hecho la gran pregunta a sus médicos: ¿para cuándo está previsto el nacimiento? Pero ella ha hecho sus cuentas extraoficiales, “finales de diciembre, principios de enero”. Y avanza que si hubiese sido niña la habría llamado Nicole o Michelle.

“Para lograr quedarme embarazada he hecho el tratamiento de reproducción asistida, fecundación in vitro. Está también la inseminación artificial, pero la mía ha sido fecundación in vitro”, ha explicado, dando más detalles de este largo proceso que ha culminado en éxito.

Y, para terminar, Tamara lo tiene claro: los celos de su hija Shaila serán toda una realidad. “Lo va a llevar fatal. Mi familia dice que no lo cree, pero yo estoy convencida de que sí, porque es súper celosa, es muy posesiva y hasta cuando se le dice ‘bebé’ hace con el dedito ‘no, no, no’”. Pero si todo va bien, Gorro y Ezequiel lo tienen claro: van a por la familia numerosa, “aún tenemos un embrión congelado”.