Ana María Aldón está viviendo en Honduras una experiencia que nunca olvidará. Apenas llevaba unas horas en la isla y confesaba sentirse liberada y una mujer nueva, desde entonces ha ido creciendo como superviviente y se le ha visto, al margen de sus movidas con Rocío Flores, de lo más cómoda. Pero las semanas van pasando, son 10 semanas, y aunque las fuerzas siguen intactas psicológicamente empieza a estar tocada.

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"Lo más duro del concurso, sin duda, es la parte psicológica", explicaba Rocío Flores, que hace unos días rogaba una carta de su hermano David. Los supervivientes ya tienen muchas ganas de ver a sus familias, y Ana María Aldón empieza a encontrarse muy mal al estar alejada de los suyos, y muy especialmente de su hijo pequeño, José María.

Ana María Aldón no ha tenido problemas en confesar que su hijo es su ojito derecho y que siente devoción por él, fue lo primero que le preguntó a José Ortega Cano cuando hace 7 días pudo hablar con él desde Honduras.

Durante su conversación con Rocío Flores se ha sincerado como nunca y con mucho dolor le ha confesado que lo que peor lleva es que no recuerda la cara de su hijo, una sensación que comparte con Hugo Sierra: "Me acuerdo de mis hijos pero la cara de José María no logro recordarla, la veo como pixelada", decía muy triste.

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La mujer de José Ortega Cano revelaba que cuando piensa en su familia logra ver todas las caras con claridad menos la de su hijo: "Cuando pienso en mis hijos y en mi familia hay una cara que no logro ver con claridad, la veo borrosa… es la de mi hijo José María”, ha contado llorando. Ana María siempre ha dicho que el pequeño llegó al mundo "como un ángel" y ya ha advertido a su marido de que quiere ser mamá de nuevo.