Tras varias semanas de rumores, la casa real británica ha confirmado el compromiso del príncipe Harry y la actriz estadounidense Meghan Markle. De momento, del próximo enlace se conoce bien poco, que la boda se celebrará durante la próxima primavera y que la pareja vivirá en Nottingham Cottage, en Kensington Palace.

Se conocieron hace año y medio en Toronto, Canadá, la ciudad donde vivía y trabajaba la actriz de Suits y a la que viajó el hijo de Diana de Gales para presentar los juegos Invictus. Desde entonces, su relación ha estado marcada por la discreción, pues hasta hace muy poco el futuro matrimonio apenas se ha dejado ver juntos, quizás para evitar que Enrique volviera a convertirse en protagonista de portadas como en años anteriores.

Pero, ¿quién es la futura nieta política de la reina Isabel II? Meghan tiene 34, está divorciada y es hija de un hombre blanco y una mujer afroamericana, un hecho por los que ha llegado a ser acosada en las redes sociales. Más allá de su vida personal, por lo que realmente ha destacado la estadounidense ha sido por su faceta de actriz, una profesión que tendrá que dejar de lado definitivamente cuando dé el “sí, quiero” a Harry, una experiencia por la que también paso la reina Letizia, que dijo adiós al periodista al convertirse en princesa de Asturias.

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Si bien es probable que nunca más vuelva a ponerse delante de una cámara para interpretar un papel, muchos la recordarán por su personaje en la serie ‘Suits’, en la que daba vida a Rachel Zane, una aspirante a abogada que mantiene una relación amorosa y por la cual ha protagonizado alguna que otra escena subida de tono, apareciendo en ropa interior o simulando tener relaciones sexuales.

A pesar de la polémica, Meghan siempre ha tenido el apoyo de sus padres, una pareja divorciada que mantiene las formas por el bien de la actriz. Su madre es Doria Radlan, instructora de yoga y trabajadora social y, su padre, Thomas Markle, exdirector de iluminación de cine y televisión.

Una de las facetas que más gustan sobre Meghan es la social y es que está muy comprometida con el papel de la mujer en la sociedad actual y es embajadora de buena voluntad de Naciones Unidas. Por si fuera poco, a principios de año se convirtió en Embajadora Mundial de World Visión Canadá, una institución sin ánimo de lucro cuya finalidad es mejorar la atención médica, educación y alimentación de los niños, una labor de la que su suegra, Diana de Gales, hubiera estado más que orgullosa.