Esta mañana, María Jesús Ruiz, con rostro muy preocupado, vestida de blanco y con unos cascos como única barrera de aislamiento, llegaba al Juzgado de Jaén. Minutos después, su ex y padre y de su hija mayor, Gil Silgado lo hacía entre bromas referentes a la de ‘Supervivientes’.

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Hoy se ven las caras ante el juez por aquella denuncia que la exmiss interpuso en su día y después retiró. En 2016 ella denunció que había recibido una serie de cartas procedentes de Silgado amenazándola con contar cómo se habían conocido si no le llevaba a su hija a verle a la cárcel. Ella presentó las cartas como pruebas, y, aunque después retiró la demanda, la fiscalía decidió continuar con la demanda actuando de oficio pues consideró que las misivas constituían un delito de malos tratos y vejaciones. Por lo tanto, María Jesús, a la vista que hoy se lleva a cabo, acude en calidad de testigo, no de demandante.

La citación, prevista para las 12 del medio día, ha arrancado puntual con una María Jesús muy nerviosa. Además de ‘aislada’ de manera sonora, para que no escuchara las preguntas de la prensa y no recibiera información del exterior como condición primordial, pues sigue siendo participante de ‘Supervivientes’, también lo hacía escoltada por miembros del equipo que velan que la jienense cumpla con todos los requisitos impuestos por la organización del reality.

El mutismo obligado de ella contrastaba con la alegría desaforada de él. “Cuando salga, le decís que me han concedido la custodia de nuestra hija”, anunciaba, para terminar con un chascarrillo acerca del paso de Ruiz por Honduras, “le han hecho la autopsia a la tortuga que le mordió y han revelado como causa de la muerte, el veneno que se llevó de ella”.