Sarah Jessica Parker no cumple con los estrictos cánones de la belleza, pero se ha convertido en un icono de la moda y en todo un referente para muchas mujeres. Su imagen es la de una mujer libre, sin complejos, que se cuida y se divierte. Y a ella ha contribuido su personaje en 'Sexo en Nueva York', el que la ha catapultado a la fama. Sin embargo, lo suyo ha sido una carrera de fondo en la que, antes de poder coleccionar Manolos Blahnik, ha tenido que gastar mucha suela.

Una infancia modesta

La actriz y productora Sarah Jessica Parker nació en la ciudad minera de Nelsonville (Ohio, EEUU) el 25 de marzo de 1965 pero se crió en Cincinnati. Era la última de cuatro hermanos y le tocó heredarlo todo: "No éramos ricos, así que había que compartirlo todo. Siempre heredaba la ropa de mis hermanas y me compraban uno o dos pares de zapatos al año", dice la mujer que hoy posee una colección de más de 100 pares de zapatos Manolo Blanhik de los que solo usa, muy de vez en cuando, 50 o 60.

Su padre, el periodista Stephen Parker, de origen hebreo, y su madre, Barbara, profesora de enfermería, no vivían con comodidades, al contrario, pero sí tenían un gran amor por el teatro y la música que intentaron inculcar a todos sus hijos. Sarah estudió danza y con solo 8 años ya apareció por primera vez en televisión en la película 'The Litle Match Girl'.

La pequeña realizó algunos trabajos con los que pudo ayudar a la difícil economía familiar, que se complicó un poco más cuando ella cumplió 11 años y sus padres se separaron. Su madre volvió a casarse con Paul Forste, conductor de camiones, con quien tuvo cuatro hijos más, y aquella numerosa familia comenzó un periplo de aquí para allá que los llevó desde Cincinnati a Englewood, pasando por Dobbs Ferry, Roosevelt Island y Manhattan.

La madre de Sarah y su nuevo marido siempre ayudaron a la actriz y a sus hermanos (dos de ellos también son actores: Timothy Britten Parker y Pippin Parker) en sus estudios de danza, canto e interpretación, y en Nueva York, la pequeña Parker pudo matricularse en el American Ballet Theatre.

Una niña con éxito

Broadway le abrió sus puertas muy pronto. Con su hermano mayor formaron parte del elenco de 'The Innocents' en 1976 y un año más tarde Sarah fue seleccionada para 'Annie', musical en el que empezó con un pequeño papel y acabó en la piel de la protagonista principal. Estuvo en los escenarios de Broadway hasta 1981 y en el 82 aparecía en la sitcom de la CBS 'Square Pegs'. De ahí al cine saltó en un abrir y cerrar de ojos. Algunas de las películas que rodó fueron: 'Somewhere, tomorrow' (1983), 'Footloose' (1984), 'Las chicas solo piensan en divertirse' (1985) o 'El vuelo del navegante' (1986).

Los 90 fueron años en los que encadenó éxitos en el cine, como 'Tres mujeres para un caradura' (1991), con Steve Martin;  'Luna de miel para tres' (1992), junto a Nicolas Cage; 'Ed Wood' (1994), con Johnny Depp; 'Miami' (1995), con Antonio Banderas o 'Dudley en la montaña' (1999), con Brendan Fraser.

Aunque el triunfo definitivo le llegó con 'Sexo en Nueva York' (1998), serie que estuvo a punto de no aceptar porque no quería enrolarse en proyectos de larga duración. Su marido, Matthew Broderick, fue el responsable de que dijera que sí asegurándole que "Lo peor que puede pasar es que tenga éxito".

Carrie, su álter ego

Muchos fueron quienes le aconsejaron que se operara la nariz. Su tipo de belleza no encajaba en Hollywood, sin embargo, ella siempre se negó y hoy es aceptada tal cual es. "No soy el prototipo de la chica bombón. Nunca me ha acomplejado la imperfección de mis rasgos. Mi nariz no es bonita, pero nunca he querido operarme. No quiero sentirme estéticamente correcta", decía Sarah.

Esta imagen libre y sin ataduras que comparte con su personaje en 'Sexo en Nueva York', Carrie Bradshaw, la han convertido en un verdadero icono para muchas mujeres. De hecho, por su glamour, hoy Sarah es considerada una de las mujeres más influyentes en el mundo de la moda: "Eso es algo que debo a la serie, porque ella sí se convirtió en un icono para las mujeres. Me siento una privilegiada porque tengo acceso a diseños maravillosos y me gusta la idea de que me consideren un icono, pero no sé si voy a ser capaz de identificarme en realidad con esa imagen", ha dicho la actriz.

Su halo glamouroso la ha llevado también a que en el 2005 editara su propio perfume, Lovely; en el 2007 su propia línea de ropa, Bitten, y en el 2010 fuera nombrada directora creativa de la línea prêt-à-porter de la firma Halson, de la que también es ejecutiva.

Sarah fue Carrie desde el 98 hasta el 2010 contando no solo las seis temporadas de la serie sino también las películas que se realizaron tras el tremendo éxito de la producción de la HBO. Y por su trabajo se llevó cuatro Globos de Oro y dos Emmys, entre otros premios.

Amores sonados

El pasado amoroso de Sarah está plagado de hombres. En 1984 conoció a Robert Downey Jr. en el rodaje de 'Un extraño en casa' y con él inició una relación que se acabaría en 1991, desgastada por los problemas de drogadicción del actor.

Después de aquella relación, salió con Nicolas Cage y John-John Kennedy, pero quien logró el 'sí, quiero' de la actriz fue el también actor Matthew Broderick. Los presentó un hermano de Sarah, se enamoraron y se casaron el 19 de mayo de 1997 en una ceremonia civil en una histórica sinagoga del Lower East Side de Manhattan. Juntos tuvieron tres hijos. James Wilkie, que nació en el 2002 y las gemelas que nacieron de un vientre de alquiler en el 2009, Marionn y Tabitha. La pareja pasa la mayor parte del tiempo en Nueva York aunque también hace viajes a su segunda residencia en Kilcar, Irlanda, donde Matthew pasaba los veranos de su niñez.

En el 2008 Sarah pasó por un mal momento cuando la prensa se hizo eco de una supuesta relación entre Matthew Broderick y una desconocida pelirroja de 25 años con quien fue visto en un bar de Manhattan. Pero la actriz quiso darle una segunda oportunidad a Matthew y hoy siguen juntos en la que se considera una de las parejas más estables de Hollywood.