Existe una cosa muy bonita llamada libertad que muchos no valoran. Se echa de menos cuando no la tenemos, o cuando nos la arrebatan. Y no nos referimos a una libertad física, sino a la social. La libertad que te quitan, por ejemplo, cuando no te permiten expresar cuál es tu orientación sexual, y acabas teniendo una ‘salida del armario’ forzosa, como la que describe Sandra Barneda en su blog para Telecinco.

Con motivo de la celebración del Ogullo LGTB 2016, la periodista ha contado algunos pasajes de su vida que no fueron fáciles. Como cuando, aunque no se ocultaba, vivía “una verdad a medias” en casa. “Me he mostrado a mitad y he sufrido por ello. Mis amigos y familiares, a su debido tiempo y, con un previo tragar saliva por miedo al rechazo, han sabido de mi homosexualidad. Jamás he inventado novio, ni en el trabajo, ni en casa. Pero es cierto, que durante algún tiempo, parecía que mi vida sentimental era un desierto. Ellos no preguntaban, yo no hablaba. Ese silencio acordado se me fue con el tiempo haciendo una bola difícil de tragar". Ella tiene una familia en la que, por encima de todo, impera el amor, y lo único que importa es que sus miembros sean felices, por eso no tuvo problemas cuando habló abiertamente de su sexualidad con los suyos, aunque, reconoce, que si hubiera sido hetero jamás habría tenido que andar dando explicaciones.

La parte más complicada llegó cuando su sexualidad se convirtió en tema de conversación en el trabajo. “Confieso que he sido a las que se las ha encerrado en un despacho y con autoridad moral me han preguntado '¿A ti te gustan las chicas?'. Me negué a responder, pregunté de dónde venía esa pregunta y descubrí que llevaban tiempo hablando sobre mi sexualidad a mis espaldas y que ello era motivo de pregunta laboral”.

Uno de los momentos más desagradables vino cuando al realizar una entrevista “fue engañada por unos compañeros de profesión”. “Jamás concedí una entrevista personal para hablar de ello, pero ellos decidieron –qué poco me gusta la expresión– “sacarme del armario” y publicar la foto de quien entonces era mi pareja. No puedo describir la sensación de llegar a la tele ese día y sentir que todo el mundo sabía, sin yo haber tenido la libertad de decirlo, con quien me iba a la cama”.