En Sálvame han decidido poner toda la carne en el asador. Para ello, han sacado las urnas a la calle para conocer la opinión de los trabajadores de la cadena y de los espectadores. ¿Para qué? Pues para conocer todas las manías de los colaboradores, sus exigencias y sus comportamientos más vergonzosos. Y no contentos con ellos, encima se han animado a desvelar las identidades de estos colaboradores. ¡Terror en el plató! Viendo las ‘acusaciones’, no es para menos… Más vale que se pongan a temblar.
Nadie imaginaba que los colaboradores de Sálvame iban a volver a la palestra tan pronto. El programa ha aprovechado el revuelo generado por los supuestos comportamientos de Terelu durante su etapa en Telemadrid para preguntar por el resto de integrantes del programa. ¿Tendrán en su currículum comportamientos con los que se le atribuyen a la hija de María Teresa Campos? ¿Habrán estado ocultado, por vergüenza, ciertas manías que nunca se habían atrevido a confesar? Menos mal que en Sálvame todo se sabe.
El programa ha puesto una serie de afirmaciones en la pantalla y ha ido desgranando, poco a poco, a quién pertenecía cada manía:
-> Pregunta a todos los departamentos cuánto cobran sus compañeros para saber si les pagan más o menos que ella.
-> Ha llegado a pasar a producción tickets de 50 céntimos.
-> Durante años obligaba a producción a traerle un bocadillo de tortilla con mahonesa.
-> Desconfía de la comida que trae el público por temor a que esté envenenada.
-> Se niega a que la gente del equipo se suba con ella en su coche de producción.
-> Me pidió que le hiciera una foto mientras hacía pis.
Belén Esteban era la primera en confesar. Lo del bocadillo de tortilla era cosa suya. “Soy yo, lo asumo”, explicaba con humor. Luego le tocaba el turno a Chelo. La colaboradora es la que se dedica a ir preguntando cuánto cobran sus compañeros -¡menudo escándalo!-. También Lydia se quedaba con su parte del pastel. Bueno, a menos que lo traiga el público, ya que es la que piensa que esa comida puede estar envenenada.
Con todo, Sálvame se guardaba en la manga una pregunta todavía más fuerte y de la que no quiso dar respuesta -al menos, de momento-. Alguien escupió en la comida de Lydia Lozano. Luego se escandalizan si la colaboradora no quiere comer nada pero, claro, con estos antecedentes…
La actualidad política no dejó que quedaran resueltas el resto de manías, pero sí que pudimos conocer que Kiko Hernández, fiel a su fama de tacaño, fue quien llegó a pasar tickets de 50 céntimos al departamento de producción.