Tres minutos y 26 segundos. Rubén Cortada sabe que es el momento. Su momento. Que nadie hoy día despierta la atención que despierta él. Su pasado, sus estudios, su aterrizaje en España, la poseedora de su corazón… Siguen siendo incógnitas con las que el cubano no pierde el tiempo.

De hecho, es ese hermetismo el que azuza aún más el interés y Rubén fomenta, no sabemos si porque son asuntos que le incomodan o porque precisamente ese pueda ser el secreto de su éxito, el misterio. Su presencia en la fiesta veraniega de Veuve Cliqcot era el mayor de los reclamos junto con el punto exótico de Pierre Sarkozy que actuaba de DJ.

Congregó a decenas de cámaras y fotógrafos, posó con la botella de champán y cuando llegó el turno de las preguntas, no hubo manera de arrancarle una declaración que tuviera más de diez palabras. ¿Lo más interesante? Que le encanta reírse y que, a través de la risa, se puede probar a conquistarle.

Sus estudios. Si se dedicó a la medicina o a la ingeniería automática. Si en Cuba le espera su esposa o incluso un hijo. Si escapó de la pobreza o era un chico potentado… “Llevo un tiempito diciendo que no voy a hablar de esas cosas y no lo voy a hacer ahora”. Fiel a su política de no hablar de su pasado, el cubano no confirma pero tampoco desmiente. Afirma que es el precio que tiene que pagar por estar “en la cresta”, que es “el momento” y que aunque eso no le guste, “ojalá pueda mantenerme en la cresta mucho tiempo, pero sé que pasará”.

¿Abrumado por tanta expectación?

Es que yo pensaba que iba a ser un proceso un poco más lento, pero me golpeó a la puerta y salió.

De los años en Cuba solo acertó a decir que le quedan “los amigos. He intentando mantenerlos a todos y quienes no están en porque no tienen que estar más. He ido cargando con ellos siempre, con los que han estado conmigo”.

¿Alguna mujer?

Alguna buena compañía.

Bailar te hemos visto hacerlo solo. En un video viral, pero muy bien, eso sí…

(risas) Eso fue una etapa muy bonita. Trabajé en eso porque sabía bailar. Unos amigos me lo propusieron. Unos grandes amigos y qué mejor que estar con ellos, trabajar y divertirme un rato.

No obstante, no quería ganarse la vida como bailarín. No cambiaría su presente ni su nueva profesión por nada del mundo. De hecho, considera que es “mejor actor” que modelo, la profesión con la que salió de la Isla. ¿Por una mujer? Y como de novias no hubo manera de arrancarle ni una palabra, sólo carcajadas, la pregunta hubo que formulársela de otra manera.

¿Qué tiene que tener una mujer para que te llegue al corazón?

Me encanta reírme. Me muero por reírme. Si no me río, estoy mal. No hay secretos para la seducción. Es una química.