¡Esa figura no se va a conseguir sola! ¿O sí? En el caso de Rocío Crusset sí, puesto que la modelo no nos mentía cuando aseguraba comerse los huevos fritos ‘doblaos’. Y le faltó añadir las hamburguesas con patatas a su gastronómica declaración.

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Aprovechando que está pasando unos días en el sur, en Sanlúcar, junto a su hermano, Alberto no ha desaprovechado la oportunidad de grabar a su hermana ‘en acción’. El padre de ambos, Carlos Herrera, bromeaba unas semanas atrás con el buen saque que tiene la menor de sus vástagos en su programa de radio antes de llevarla a comer aprovechando el paso de la modelo por Madrid con motivo de la Mercedes Benz Fashion Week en la que ella participaba. Ante la cámara del móvil de su hermano, Rocío daba fin a un suculento plato combinado: una hamburguesa con todo, no como esas chiquititas de a un euro, y una buena ración de patatas fritas, que comía con ganas una tras otra. Verla dar fin a semejante creación alimenticia era como contemplar una ópera perfectamente ejecutada ¡qué intención! ¡cuantísimo disfrute! ¡qué oda a la caloría! Resumidamente, ¡¡¡qué envidia!!!

Seguro que a muchos aún les quedaba la ilusión de pensar que Crusset mantiene semejante herramienta de trabajo pasando hambre y sudando la gota gorda en el gimnasio, ¡y resulta que no! ¡que ella es así por naturaleza! Genética, ¿por qué a veces resultas tan injusta? Rocío seguro que mantiene una alimentación variada, en la que no faltan caprichos algo más grasientos como este o las croquetas, de las que en alguna que otra también se ha declarado fan. Todo eso, combinado con práctica regular de ejercicio, algo que suele mostrar en su Instagram, da como resultado esa anatomía con la que quieren trabajar todas las firmas. Eso, y la genética portentosa, que, como ya decimos, nos tiene verdes de envidia.