El mismo día en que se cerraba el caso sobre la muerte del marido de Raquel Sánchez Silva, la periodista reaparecía en la celebración de la 'Vogue Fashion Night Out' en Madrid, una coincidencia que alimentaba aún más el morbo de su vuelta al trabajo y que la extremeña solventó con la callada por respuesta y la dedicación única y exclusiva al trabajo que desde la editorial americana se le había encomendado: inaugurar la fiesta y saludar y entrevistar a las personalidades que se acercaran hasta el stand donde se acogía a los VIPS y compromisos de marca.

El juzgado de Instrucción número 21 de Madrid remitía ayer mismo un auto a las partes donde se les comunicaba el sobreseimiento libre y el archivo del caso dado que la muerte de Mario Biondo, en circunstancias extrañas como denunciaba la familia del cámara italiano, no revestía “caracteres de infracción criminal”.

Coincidían así en el tiempo el regreso al trabajo de Raquel Sánchez Silva con el fin de la cruzada de la familia Biondo, aunque ya por sí sola la incorporación de la periodista a sus quehaceres profesionales tras el mes de agosto, en que se ha apartado totalmente de los medios y sus apariciones en prensa han sido escasísimas, era un reclamo de primera magnitud.

Su nombre, de hecho, aparecía en varios de los listados de famosos que ofrecían anoche diversas firmas por las que, se suponía, pasaría la periodista, una vez que abrieran sus puertas hasta la madrugada. Sin embargo, la periodista prefirió ausentarse de todas, pese a que se había especulado que habría cobrado por ser imagen de la joyería Rabat, un rumor que como pudo saber LECTURAS a través de la marca era “rotundamente falso”.

Raquel Sanchez Silva ni siquiera posó ante las cámaras del photocall oficial de Vogue, quizás escarmentada por el revuelo que produjo la promoción que a un mes de la muerte de su marido hizo de una marca de móviles cuando era un compromiso firmado anterior al trágico accidente, y mucho menos, ofreció declaración alguna. Un coche la dejó a pie de set y, al término de su trabajo, el mismo coche la recogió. Es más, una valla estratégicamente colocada impedía hacer una fotografía de calidad desde el exterior del recinto donde se concentraba la fiesta que ella presentaba aún con teleobjetivo.

Raquel Sanchez Silva volvía a ponerse a pie de micro, espectacular con un pantalón transparente, con incrustaciones de lentejuelas y plumas, un cuerpo de cuero negro, el pelo tirante y recogido y un maquillaje suave.

La presentadora optó por no hacer ninguna concesión, evitando así también una respuesta mediática de la familia Biondo que denunciaban, como hizo Emmanuela, su ex cuñada, en las páginas de LECTURAS, que su hermano había sido asesinado.