Esta mañana nos levantamos con una tremenda duda que nos intranquiliza el alma, ¿seguirá la cara de María Teresa Campos aún ruborizada tras escuchar lo que contó su compañero sentimental, Bigote Arrocet, a Risto Mejide?

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Mila Ximénez

El chileno, pese a ser hombre discreto, especialmente en todo lo que rodea a su vida privada, y entiéndase vida privada como su historia de amor con una de las reinas de la comunicación, no pudo esquivar todas las bolas que su entrevistador le dirigían desde el plató de ‘All you need is love… o no’. Que para eso el programa versa sobre romanticismo. O no. Mejide se empleó a fondo en intentar arañar algunos datos íntimos de Bigote, y este, en una ronda rápida de preguntas, terminó haciéndole una revelación: “El sexo, a partir de los 60 años, se vive con dificultad, pero se vive”. El marido de Escanes creyó escuchar trompetas triunfales en su cabeza cuando este se lo contó, la audiencia escuchó aquello que deseaba oír, y ¿María Teresa? ¿Qué pensaría la Campos?

La presentadora ha contado en alguna ocasión las largas horas que pasa de conversación con su novio, y lo atento que es con ella. “Ha sido el más detallista de todas mis parejas”, ha llegado a pronunciar la malagueña. Ahora, además, sabemos que es un entregado a las pasiones amatorias. Capaz de sobreponerse a cualquier dificultad de la edad, y darse por entero a los placeres de la carne. Lo dicho, que, a estas horas, María Teresa aún andará con colores en las mejillas.

El Edmundo más romántico ha aflorado en la conversación cuando desveló al publicista la manera en la que él y su novia cayeron rendidos el uno de la otra: hablando. “Los dos somos muy tímidos”, contaba el chileno, y reconoce que necesitaron ir poco a poco, estrechando lazos en sus conversaciones, para descubrir lo maravilloso que era el otro. “De la noche a la mañana nacen sentimientos que se descubren cuando hablas con la gente (…) Te pones a hablar y ves que la persona es inteligente y tiene tema de conversación. Eso enamora”, y, una vez más, no le dolieron prendas en reconocer lo “bondadosa” que es la mujer con la que comparte amor en la madurez.