Son jóvenes, temperamentales y triunfadores. Vuelven locos a sus fans y tienen la misma cantidad de adoradores y de detractores. Con Miley Cyrus y Justin Bieber no hay término medio: o los amas o les odias. No existe un punto a mitad del camino. Sus apariciones y movimientos levantan pasiones buenas y malas y cada gesto que hacen, ya sea en privado o en público, es escudriñado al milímetro y puede tener consecuencias astronómicas.
La carrera de los dos lleva años en continua ascensión, pero en 2015 ha hecho un 'boom' especial que los ha puesto en la cabecera de los personajes del año por motivos muy diferentes y dispares. Muchos pensarán que son dos post-adolescentes caprichosos con ganas de llamar la atención, pero si se mira con detenimiento, tanto Miley como Justin han sido la sal y la pimienta del año que se va.
¿Qué hubiera sido de las charlas en la máquina de café sin los estilismos de Miley en los VMAs? La cantante lució un despropósito detrás de otro y consiguió salir indemne de ponerse encima lo que podrían ser las pesadillas de algún dios mitológico. Miley se vistió de bolsa de plástico, de Carmen Miranda de tripi, de globo rosa con mensaje, de Barbarella futurista y de cara sonriente. ¿Vanguardia? Miley es más del futuro que la chica de Neutrex.
![Los looks de Miley en los vmas](data:image/svg+xml,%3Csvg xmlns="http://www.w3.org/2000/svg" viewBox="0 0 630 258"%3E%3C/svg%3E)
En los VMAs vistió de bolsa de plástico, de postal, de Carmen Miranda...
La estética es una parte fundamental en su discursom pero aunque el envoltorio hace que corramos el riesgo de no ver lo que hay dentro (los colorinchis, los porros, el flúor, el pelo, los pezones, la lengua...), para ella es una herramienta para conseguir que su mensaje llegue a un público que, en otras circunstancias, no prestaría atención a determinadas causas. Por ejemplo: en mayo fundó la 'Happy Hippy Foundation', una organización sin ánimo de lucro que tras su sonriente icono tiene una iniciativa que ayuda a los jóvenes sin techo y a los jóvenes del colectivo LGTB. Su compromiso con esta organización es total y no hay día que enrole a algún famoso con ella (como Ariana Grande) o que comparta alguna foto recordándonos que existe.
Sus fotos en porretas, sus pezones, el 'twerking' y la lengua, buscan escandalizar y concienciar a partes iguales. Miley ha reonocido no ser ni heterosexual, ni gay, ni bi ni nada, y se ha alzado como un icono de la lucha por los derechos LGTB. Ella dice que se siente "un chico de 15 años en un cuerpo de 22". Aunque conociéndola, seguro que mañana dice otra cosa totalmente distinta. Cyrus defiende que cada uno haga con su cuerpo lo que le venga en gana, enseñarlo, exhibirlo o pintarlo, pero siempre desde el respeto hacia uno mismo y sin perder nunca el sentido del humor.
Justin por su parte también ha triunfado como nunca este año. Y nos ha dado tantas horas de noticias y actualidad como para llenar un archivo entero. Con el nos hemos cabreado, nos hemos reído, hemos llorado y hemos alucinado en colores con sus desplantes, enfados, espantás y arrepentimientos públicos.
Ser fan de Justin es vivir un rollercoaster de emociones: ahora está en un programa de radio y se pira en directo para no volver (como hizo en Los40), ahora te cancela un concierto a los 5 minutos de empezar porque le ponen el escenario perdidito de agua (como pasó en Oslo), ahora te tira una silla y se vuelve trending topic o paraliza nuestro país y tiene a nuestra Belieber' favorita dando vueltas por la capital desde las 7 de la mañana.
Pero al margen de todo esto están los números: en menos de un mes ha vendido más de 5 millones de copias de su disco 'Purpose' y el single 'Sorry' (su palabra favorita del 2015) ha desbancado al 'Hello' de Adèle, que está que no hay quien le tosa.
En esta galería de imágenes repasamos algunos de los motivos que nos hacen ofrecer nuestros respetos a estos dos veinteañeros que han animado como nadie el 2015.