Con la alargada sombra de la cárcel revoleteando por su cabeza. Así es como actuó Isabel Pantoja ante su público de la almeriense localidad de Huércal-Overa en el que  podría haber sido el último concierto de la tonadillera antes de entrar en prisión, después de conocer la sentencia del Tribunal Supremo que la condenaba a dos años de  cárcel y a una multa de 1,1 millones deeuros por blanqueo de capitales.

 

La artista salió visiblemente emocionada al escenario desde el primer minuto de actuación y encontró su mejor y más sólido apoyo en las cerca de 2.000 personas que  acudieron a presenciar un concierto que podría ser recordado por el último que diera antes de entrar en prisión.

 

Como viene siendo habitual en las últimas veces que hemos visto a Isabel Pantoja sobre el escenario, esta cambió la letra de alguna de sus canciones para transformarlas en metáforas o símiles con la compleja situación que viven ella y su familia en los últimos meses, más aún tras conocer la sentencia del alto tribunal. “Por culpa de ese amor, que es mi condena” en la canción ‘Olvidarme de ti’ fue una de las frases que más llamó la atención, aunque no fue la única transformación que sufrieron, ya que en otra ocasión espetó: “No van a extrañarme, ya lo ven, a pesar del tropezón no estoy caída”, en clara alusión a su situación personal.

 

Otros ejemplos de referencias a su vida la encontramos en citas del tipo: “No quise más problemas con tu mugroso amor”, “Que sea lo que Dios quiera pero siempre con las botas puestas, eso seguro” es el rotundo mensaje que lanzó a su público que por aquel entonces se encontraba enloquecido mostrando un ferviente apoyo a la tonadillera con gritos de ‘Isabel, te queremos’ o ‘Te apoyamos, artista’.

 

Uno de los momentos más emotivos llegó con la canción 'Soledad', donde la cantante pidió que le pusieran pañuelos encima del piano para secarse las lágrimas mientras dirigía palabras al público como “Os voy a llevar en mi corazón siempre”. Los sentimientos se encontraban a flor de piel. Entre otros temas interpretados, 'El Cucú', dedicado a sus nietos o el 'Salve Rociera'. Fue aquí cuando Isabel reconoció no poder irse sin cantarla, a la vez que se encomendaba a la Virgen del Rocío para pedirle “lo más importante: salud”.

 

Al finalizar el concierto, se despidió de los músicos que la acompañaban con besos. Es aquí donde la pudimos más emocionada y algo angustiada, sin parar de suspirar. De hecho, hubo alguna canción en la que pareció costarle sacar fuerzas y voz para interpretarla.

 

Sin embargo, la mayor de las sorpresas llegó al término del espectáculo, cuando vimos salir del recinto a Chabelita, la hija de la tonadillera acompañada de Alejandro, su nuevo novio, y de su hijo, el pequeño Alberto. Los tres se montaron en un coche que conducía la niñera de la familia, Dulce. Media hora después salió Isabel Pantoja con el resto de sus acompañantes rumbo al mismo hotel que su hija, donde llegaron alrededor de las 03.00 de la madrugada y donde hicieron noche en uno de los días más
especiales y emocionantes para la cantante.