Un parche en un ojo y una mala leche de esas de villano de dibujos animados. Miren Ibarguren ha dejado atrás a Soraya de 'Aida' y a su Chemichurri y se calza un traje de chaqueta negra, un tacón y un cabreo continuo y mayúsculo para dar vida a una de las protagonistas de 'Anclados'. La serie es de los mismos guionistas de 'Aida' y persigue esa misma gracia sin prejuicios y sin esquemas. De hecho, lo que pudiera ser una parodia de 'Vacaciones en el mar' se convierte en algo mucho más bestia. Para hacerse una idea, la historia comienza cuando este crucero del amor hunde sin querer el velero del Rey, el Bribón. La multa es morrocotuda y Miren, aún con solo un ojo, tendrá que saldarla en la compañía de actores de la talla de Joaquín Reyes, Rossy de Palma, Ursula Corberó y Daniel Guzmán.

 

¿Cómo es esta 'princesa de Éboli' que dice tantos tacos?
(risas) Coño no es un taco (risas)

¿Cómo es tu personaje? ¿por qué le falta un ojo?
Fue mi hermano

¿En serio?
Sí, de pequeños. Somos mellizos.

Imaginaba que era por un accidente...
Pues no... Pero fíjate, ahora, lo del parche, lo veo mucho. El otro día que me fui a comer a no sé que sitio y me encontré con un señor con parche...

¿Qué va a encontrar el público en este nuevo personaje en contraste con tu Soraya en Aida?
El publico veía a una Soraya que vivía en un mundo paralelo con sus osos amorosos, y ahora va ver a una señora en la realidad, que tiene que dirigir, que tiene que organizar, y que tiene que sacar un proyecto adelante que es salvar a esta gente de la multa que le ha puesto la Casa Real.

Y es mala...
Es rencorosilla. Pero es que se encuentra con lo más grande. Su hermano no sabe hacer la 'o' con un canuto; luego está su ex que hace cinco años que no ve a su hija... Venga hombre, ¿qué más? ¿No? Y encima, una deuda de un millón de euros... Claro, ¿cómo no va a decir todo el rato “me vas a tocar el santo coño”? Perdón, el toto (risas).

Me da a mí que el público va a empatizar más de lo que debe con esta mala...
Sí, con mucha gente que se encuentra con ese marrón de “está la empresa en quiebra ¿puedes venir?” y encima con tu ex marido....

Y porque es una mala de cómic
El uniforme, el que te tengas que poner el parche, te da bastante ya el personaje. Querían que fuera alguien que intimidara.

Y eso te obliga a estar cabreada casi los 13 capitulos de la temporada, ¿no?
Sí. Antes, en los descansos, para hacer de Soraya, estabas todo el rato “lalalala”, pero ahora, para mantener la concentración, hasta que pillas el truco al personaje, si sales a fumar, no puedes desbaratar mucho haciendo el bobo con mis amigos... Tienes que estar más abajito.

Tu personaje te obliga a estar siempre muy arriba
Te obliga a estar muy arriba, muy seria, muy en tu sitio. Y hasta que lo interiorice, me lo llevo conmigo todo el rato.

Pues en casa, entonces, te deben de tener miedo.
Tengo a los perros, a mis dos chihuahas, asustados. Digo, sin venir a cuento: “¡Que no, qué no!”. Y el perro debe de pensar: “hija, ¿qué quieres?”  Porque yo sigo probando voces con ellos... No me extrañaría que un día uno de los perros me contestara... “Venga ya, déjame tranquilo en la cestita y cállate”.

¿Y a quién va a dar más gritos esta mala malísima?
Al principio, no tiene con quién hablar. Los personajes en el fondo, todos, en realidad, están muy solos. Eso es lo que tienen en común. El personaje de Úrsula, que se ha quedado colgada en el crucero; ésta, la mía, que viene a solucionar un marrón y no quiere estar ahí; mi hermano (joaquín Reyes) que teme que su padre aparezca... Es un poco una ciudad, una ciudad de hoy día, como Madrid, que eso pasa mucho también, que estás muy solo y entre que vas y vienes y el atasco, se te va la vida... Pero luego, mi personaje irá haciendo amistades, voy a tener un ayudante de tropelias.

¿De tropelías?
Sí. Muchas.

En la serie se van a encontrar cara a cara dos formas de hacer comedia, la tuya y la de Joaquín Reyes
Yo soy muy fan. A veces me encuentro a mí misma como así, embobada. Soy muy fan de todo. Esas cosas maravillosas que ha creado este hombre como: "Gallianoooooor"... Jo, son cosas que se dicen todos los días y, de repente, lo tienes ahí y dices: “Ay que no se te note Miren que estás como loca con él”.

Pero ¿casarán esas dos formas de humor?
Cada uno tenemos nuestros ritmos. Yo soy más acelerada. Hay millones  de formas de hacer comedia. El utiliza la pausas mucho más. Yo, en cambio, la velocidad, porque me lo piden: “Habla muy rápido” porque hablo muy rápido y se me entiende... De todas maneras, quieran o no, nuestro humor y nuestro personajes van a tener que casar porque son mellizos y para el espectador es totalmente entendible que uno sea así y el otro asá. Cada hermano ha salido distinto y punto.

¿Es un aliciente trabajar en el mismo plató de Aida?
Hombre, yo me he ido de vacaciones y he vuelto y ¿sabes qué? Según está el panorama, hay que dar las gracias, sobre todo, en lo nuestro, que te den trabajo y que la empresa te diga: “Oye no te vayas, quédate. Es una suerte”.

El “decorado” es otro
El decorado, el equipo, todo, entonces, cómo vas a decir: “Me voy a quejar. Otra vez aquí”. No, no me da la gana.

¿Temes que los telespectadores piensen que es una continuación de Aida?
Si lo hacen así, esto está muy mal pensado. El espectador ya verá que no. Yo tampoco estoy a favor de echarme toda la responsabilidad encima. Tengo un guión. Es más, yo estoy contratada para hacer un guión y para hacer lo que me manden. Y si alguien me dice: “No me esperaba esto de ti” ¿qué le voy a hacer? Tengo que trabajar para mí, para lo que me apetezca hacer y me apetecía un cambio radical. Luego, igual, me tiro dos años viajando por las playas, yo qué sé. Yo qué sé qué me apetece hacer el año que viene. Ahora, de momento, esto. Y a partirse la cara.

¿Te apetecería un drama?
Si me lo ofrecen y me gusta, lo hago.

¿Te gustaría trabajar con Alberto Caballero de 'La que se avecina'?
No porque compartir amor y trabajo es un coñazo.

¿Si?
Imagino que sí. Yo prefiero separar. Prefiero que no. Si tengo la posiblidad de trabajar en otros sitios... Pero claro que sería guay hacer una cosa con él. Un proyecto nuevo a lo mejor. Futuro. Eso sí me encantaría. Alberto tiene una cabeza maravillosa. Escribe guay. A mi me gusta. Pero yo estoy en esto. Estoy a gusto. Me apetece. Yo trabajo mucho así: esto me apetece, esto no me apetece.

Eso es una suerte...
Tampoco soy Meryl Streep. Esto sí, esto no. Que no quiero que suene pretencioso. Pero me ofrecen cosas y digo, “¿un shakespereare? ufff, qué pereza”. De repente, me lo han ofrecido y no me apetecía. Imagínate, un día de invierno con una manzanilla caliente no dices: “uhhh cómo me apetece hacer un shakespeare ahora”. Con la 'batamanta' de pelo... O en verano, con las amigas, en una barbacoa, que en vez de un daikiri, te digan: “haz un shakespeare...” Uy qué calor. Un shakespeare da mucho calor.

Oye y ¿si te identifican con tu personaje? Hay a quien le han pegado por ser muy muy muy malo en la ficción.
Yo tengo amigos que han interpretado a maltratadores y la gente se lo cree y le han pegado. “Oye, tía, que me han pegado en la calle”. Así todo el rato.

A ti ¿qué te dicen?
A mí me hablan con si fuera tonta. “¿Y tu marido Chema?”. Y yo: “¿perdona?”. Porque yo salgo de currar y me olvido. “¿Y la niña, qué gordita, ¿no?” Y ya salto. “Señora, ¿qué quiere?”. Pero llevo muchos años así y ya te acostumbras a que en el El Corte Inglés las señoras te persigan con el carrito. Ahora, te digo, yo me recojo el moño y me reconoce todo el mundo, pero con la melenita que llevo ahora, llevo unos días de incógnito que estoy disfrutando.

¿Tienes nostalgia de Aida?
Dani Écija dijo cuando íbamos a cerrar Aida que hay que irse de los sitios unos minutos antes de morirse y me pareció bien. Todos hemos estado en series que degeneran, que la gente dice: “qué pesados, qué coñazo...” Irse así, en el momento más alto, es maravilloso. Es un triunfo que nos hemos llevado todos.

¿Te ves en esta serie otros seis años como en Aida?
Creo que me apetecen los proyectos más cortitos. Con tres años ya me doy con un cantito en los dientes

¿Por el encasillamiento?
Yo estoy aquí, soy actriz porque me gusta disfrazarme, hacer otras cosas y convertirme en otras que no puedo repetir en la calle. Además, así tienes la excusa perfecta por ejemplo para ser superborde con alguien y decir que estas ensayando otro personaje. Eso se lo hice el otro día a una señora. Me dijo, “oiga que se está colando”. Y yo contesté: “Oiga me tiene usted hasta los cojones”. “Pero qué estupida eres”, me contestó. Y terminé: “Es que estoy preparando un papel” (risas)

“Santo coño” que va a ser tu grito de guerra va a formar parte de la memoria sentimental colectiva
¿Tú crees?

Si estás seis años diciéndolo como en Aida...
Yo firmo por tres. No sé, ahora digo eso, quién te dice que dentro de un tiempo, si estoy muy a gusto, te confiese que me quedaría 20 años más. Pero prefiero hacer otras cosas, compaginar con otros trabajos

Por Luis Nemolato