Melani Costa, un soplo de aire fresco en la Casa de Alba

Melanie Costa

Por MASSIMA POTENZA

 

No preguntarle a Melani Costa por Cayetano Martínez de Irujo tiene delito. Me declaro culpable. Quizás porque viendo a la mallorquina cómo se resuelve, sería un sacrilegio tal como plantarle a un santo dos pistolas. En realidad, sí que hubo preguntas, pero la experiencia es un grado y la que suscribe es maestra en hablar por boca de otros.

 

Lecturas: Melani, ¿te ha preguntado alguien por Cayetano?

Melani: Si, y jo...

L: Pero si es muy fácil contestar...

M: Ah ¿si? ¿Cómo?

L: Tú dices que Cayetano es un amor, un hombre divino con el que te encanta estar y estás muy feliz. Y eso es una evidencia ¿no? Porque si no, no serías su novia y encima, quedas fenomenal con la prensa porque contestas y no dices eso tan horrible de “no hablo de mi vida privada”.

M: Guay. Me lo apunto. Voy a decir eso... Y cuando me preguntan por ¿cuándo voy a tener hijos...? Yo digo que soy joven y que, por ahora, lo importante es mi carrera y mi relación con él.

L: ¿Es que hay otro motivo?

M: No... es que ¡ni siquiera hemos hablado de niños! ¡es una locura!

 

Pues hala, ya está. Prueba conseguida. Y luego baila, se divierte, bromea, mueve la melena, hace el ganso, se hace fotos parodiando cuando recibe una medalla... Vamos, que es un regalo para la Casa de Alba y para quien esté con ella. Lástima que dé imagen seria, de germanota –que lo es un poco por parte de madre-, porque Melani, con 25 añitos y subcampeona del mundo, mola. Aquí en la imagen superior, estoy acompañado por la campeona.

 

No ganó. Ni ella, ni Alex Corretja, que no le hizo ni puñetera gracia. La Challenge de Land Rover fue pan comido para Beatriz Pino, presentadora de TVG y el cirujano Ángel Martín, pero a los deportistas de élite solo les quedó desquitarse bailando y Corretja, Corretja, con los picos del cuello de la camisa alzados y los faldones cuidadosamente descuidados, movía los pies y la cadera que se las pelaba. Eso sí que era un juego de piernas y no el de la Davis. El de brazos fue otra cuestión. Se vio en la prueba de piragüismo. “No sé. No sé remar y cuando voy con mis hijos al Parque de la Ciutadella, siempre me pasa lo mismo, terminamos girando sobre nosotros mismos... Porque está Martina y nos rescata, que si no...”. Martina (Klein), no estaba en esta ocasión. O sea que el tenista giró y giró en un lago cerca del Miño que ni el huracán que se llevó consigo a Dorothy de Kansas (nota del editor: en 'El Mago de Oz').

 

La comida del desierto, por cierto, fue otra de las pruebas que más sacó de sí mismos a los personajes/concursantes de esta aventuras solidaria. De Adriana Abascal casi en sentido literal. Había que decantarse por probar, degustar y, en especial, masticar -para que el amargo trago fuera toda una tortura-, entre un gusano frito, una tarántula frita y un saltamontes también frito. Decir que estás a dieta y que tanto frito no lo recomienda la OMS no le sirvió a la mexicana. Eligió el saltamontes y se le daba la vuelta al estómago cada vez que le gritaban sus compañeros. “Ánimo, que sabe a gamba”. Ni por esas, ni por la Virgen de Guadalupe. No cabe duda de que el chapulín colorado quedó atrás después de tantos años en París...

 

Bertín, paradójicamente en cambio, aludiendo a sus años de gira desde las Rocosas a los Andes, se apretó entre pecho y espalda una tarántula como una centolla gallega. Rechupeteó las patas. Es más, le echó un poquito de tabasco al bicho, que no será por tabasco (también adereza así las cañas de cerveza...). Y claro tal demostración de hombría, que a veces hay quien la mide por esas gestas, obligó a las jóvenes generaciones a emularlo.

 

José Bono y Enrique Solís devoraron urnas de bichos que harían las delicias de cualquier entomólogo. Otros, como Juan Peña, prefirieron la pantomima: hacer como que comían y escupir disimuladamente como si fuera a arrancarse por una soleá. El cantante está ya pensando en boda... Incluso en dónde colocarla, papel cuché mediante. Lecturas, por qué no, también se postuló aunque no paguemos, pero a falta del enlace del hijo de Carmen Tello con la hija del Marqués de Griñón, siempre nos quedaría el cantaor del famosismo...

 

Porque sí, Enrique y Tamara, por ahora, solo amigos, aunque el hostelero afirme que siempre que haya roce por qué no ha de haber cariño y eso dicho después de rasparse la piel de la espalda en un plinto de madera de una de las pruebas, tiene guasa. O sentido metafórico, que el amor duele.

 

José Bono jr también se apunta a ese carro. Al del “solo amigos”. Comparte piso con una chica, pero ¡nada más! Su mundo equino ocupa, por ahora, que el tiempo ya dirá si ha lugar a mujer e hijos, toda su vida, como informábamos ayer, pero como esta publicación no es 'Caballo y sabueso' como aquella en la que trabajaba Hugh Grant en Notting Hill, dirigimos nuestra atención a quien monta los pura sangre y arrancamos que la historia de amor de los jinetes Marta Ortega (hija de Amancio, dueño del emporio Zara) y Sergio Álvarez va viento en popa, que se quieren desde alevines y que no hay pareja más sólida. Ni crisis ni nada. Que no es comparable en absoluto a lo de Athina Onassis y su marido brasileño...

 

Y ¿qué mas...? Ah sí, que a Cayetano Martínez de Irujo le llaman 'Cayeta' en el gremio, que no hay nada mejor que abrir y cerrar una crónica en familia.

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