Estoy orgullosa de ser una mujer y estoy orgullosa de ser feminista”, dijo Meghan Markle cuando dio el discurso con más mensaje de toda su vida. Fue en un foro de las Naciones Unidas, hace tres años, y hoy, en el día de su boda, ha vuelto a hacer una declaración de intenciones en pos de la igualdad.

Lleva comprometida con la lucha feminista desde que era una niña. Con solo 11 años consiguió que el eslogan de una compañía de productos de limpieza, que hacía referencia solo a mujeres se cambiara para incluir todas las personas, nada de especificar género. Por eso su boda tenía que estar repleta de estos guiños que dicen tanto de ella.

Por ejemplo, la ya Duquesa de Sussex ha querido presentarse en su propia boda como una mujer independiente, que no necesita de ningún hombre para que la acompañe ni que, mucho menos, la 'entregue' a su marido. Ha caminado hacia el altar sola, con una sonrisa, satisfecha no solo por vivir este romántico día, sino también por el mensaje que envía a millones de mujeres, adolescentes y niñas: valeos por vosotras mismas. No necesitáis de nadie, y, mucho menos, de un hombre al lado. Al llegar al coro, el príncipe Carlos la estaba esperando para hacer el último tramos juntos, pero nada de ‘entregarla’ ni de mensajes paternalistas.

Algo que, con el tiempo, se ha eliminado de los votos es la parte en la que se decía que la mujer debía “obedecer” al marido. Desde la época de Diana de Gales no se usa la expresión. Kate Middleton no la dijo, y, mucho menos, la iba a decir la reivindicativa Meghan.

No quiere ser un apoyo de Harry, quiere seguir siendo, simplemente, Meghan. Su trabajo a partir de ahora será distinto al que hacía cuando vivía en Hollywood, pero seguirá siendo trabajo al fin y al cabo. Es probable que su carrera en la filantropía la desarrolle a favor de la igualdad, como lleva defendiendo desde que era la niña más contestataria de la primaria.