Marion Cotillard y Pastora Soler tienen más cosas en común de las que crees

Una con ataques de pánico y otra con pánico escénico

marion cotillard y pastora soler
foto autor Conchi
Conchi Álvarez de Cienfuegos

Redactora Jefe de Clara Corazón

¿Qué podrían tener en común dos mujeres tan aparentemente distintas como la francesa Marion Cotillard y nuestra Pastora Soler? Más de lo que os imagináis. Por ejemplo, recientemente hemos podido saber que la actriz, al igual que le pasó a la eurovisiva artista, ha sufrido ataques de pánico.

Cotillard se sentía terriblemente mal en el set de su última película, ‘Macbeth’, un film en el que comparte protagonismo con Michael Fassbender. Tanta era la presión y quería estar a la altura, que acabó sufriendo tremendos ataques de pánico que llegaron a colapsarla y a impedirle desempeñar su trabajo como ella hubiera hecho con normalidad. ¿Te suena algo de eso, Pastora?

Tan intenso era su personaje y tan entregada estaba a él, que se dejó llevar por el miedo. La interprete ha definido el rodaje como “duro”, “absolutamente oscuro” y en “la penumbra”. “Nunca antes había sufrido ataques de pánico. Lo más divertido de todo esto es que aunque no sabía cómo era uno, los había estudiado para prepararme un personaje... Me pareció una broma. Tuve que aceptar que me pasaría todo el rodaje asustada”. Pues no veáis el buen recuerdo que tiene que guardar de la película…

Pastora jamás había tenido miedo de un escenario. Se movía por las tablas con fuerza y tronío desde que era niña y esto llevaba haciéndolo con soltura hasta que un día hizo acto de aparición el pánico escénico. La sudoración, los nervios exagerados, el terror a quedarse en blanco, los bloqueos… Su miedo venía motivado no por un papel especialmente duro, sino aquel desvanecimiento que vivió en plena actuación y que temía que se produjera en sus demás conciertos. No quería volver a sufrir una aparatosa caída como la que vivió en 2014, y eso derivó en un profundo terror a volver a cantar en el escenario.

Son los terrores propios de estrellas que han brillado, temen repetir equivocaciones, hacerse daño o, simplemente, no estar a la altura. Miedos, que, como a todos, se les puede plantar cara y acabar venciéndolos. Ellos son pequeños, y ellas, GIGANTES.

 

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