Desde su habitación de hospital Quirón de Sevilla, donde sigue ingresada y recibiendo tratamiento para mitigar los dolores del último brote de fibromialgia que padece, María José Campanario no ha podido mantenerse al margen por más tiempo. La odontóloga tiene claro que ni es una "cuentista" ni una "aprovechada" y lo ha demostrado de la forma más tajante que existe: con imágenes explícitas de lo que la enfermedad está haciendo en su cuerpo. Las numerosas fotografías que ha compartido en Instagram no pueden ser más impactantes y en ellas podemos ver las extremidades de la mujer de Jesús Janeiro llenas de hematomas y rastros de pinchazos de las vías por donde le administran los medicamentos.

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María José Campanario, una "cuentista" para los enfermos de fibromialgia

María José Campanario

María José Campanario no puede más. Al dolor insoportable "de mil cuchillos clavándose en mi cuerpo", como lo ha descrito ella, y que la han tenido al límite física y mentalmente, ha tenido que hacer frente en las últimas horas a una nueva batalla. No solo está luchando contra los propios límites de su cuerpo y contra el dolor que ha superado el umbral de lo que puede aguantar, sino contra las presiones externas que están ejerciendo quienes han puesto en duda su fibromialgia y la han acusado de querer sacar rédito económico de toda esta situación. Un aspecto que puede estar interfiriendo en la progresión favorable de su recuperación.

Sin embargo, ha reunido fuerzas y ha dado un golpe sobre la mesa con un largo mensaje lleno de ironía y rabia que aún le da más fuerza a las imágenes que ha compartido de su cuerpo dolorido, y con el que espera callar las bocas que han estado atacándola. "Que Dios me perdone por haber intentado darle voz a una enfermedad que es invisible. Que Dios os perdone a todos los que no nos creéis, a todos los que pensáis que esto es un cuento", escribe y, pidiendo empatía hacia su situación "no le deseo nada malo a nadie, pero ojalá solamente por un día, pudieseis poneros en la piel del que sufre esta enfermedad".

Campanario ha dado detalles de cómo de tedioso y complicado está siendo el tratamiento: "Que Dios me perdone por gustarme estar ingresada y que tengan que cogerme dos vías al día para poder quitarme el dolor". "No me ocurre nada, ¿verdad?", interpela punzante haciendo referencia a las fotos.

La mujer del Jesulín de Ubrique acaba de soplar las velas de su 38 cumpleaños. Ha sido la celebración más triste y complicada de los últimos años, pero intenta no perder el ánimo: "Mala hierba nunca muere y, así estoy yo, 'jodía', pero inmortal". En el fondo, María José solo quiere "aún querer vivir y reírme".