¡Y llegó el gran día! Melissa Jiménez, la novia, lucía espectacular de blanco y el novio, Marc Bartra, más atractivo que nunca con su pajarita. La felicidad que destilaba el ya matrimonio el día de su boda no podía sentarles mejor.

Los dos enamorados, que comenzaron su relación hace tres años y son padres de una niña, reunieron el domingo 18, en una finca de Argentona, Bell Raco, a sus familiares y amigos más allegados para celebrar con ellos una ceremonia civil y posteriormente una fiesta por todo lo alto.

Ella, admiradora del trabajo de la diseñadora catalana Rosa Clará, se casó con un modelo de la firma cuajado de encajes. Un sueño de vestido que potenciaba la imagen romántica que la novia deseaba tener en este gran día. Con el pelo suelto, ligeramente ondulado y un par de mechones recogidos en la coronilla, de donde nacía el velo de tul, completaron el look de Jiménez. Por su parte, Marc se decantaba por un clásico esmoquin azul marino y con las solapas un poco más oscuras. Pajarita y el detalle de un broche blanco finiquitaron el estilismo del novio.

La periodista y el futbolista se prometieron unos meses atrás, con una sorpresa ideada por Bartra que dejó muda a la madre de su hija. El del Dormound le preguntó si quería casarse con él en un cine, al que Melissa había acudido con sus amigas. En la pantalla se proyectaron unas imágenes de los dos tortolitos y, al finalizar las mismas, apareció Bartra con el consabido anillo.

La celebración tuvo lugar en el mismo municipio que solo un mes atrás albergó el ‘sí, quiero’ #tolrrato de Laura Escanes y Risto Mejide, así que parece que ambas parejas comparten gustos afines. Romanticismo y detalles bucólicos para hacer realidad la boda con la que ambos llevaban meses soñando.

Hace un par de meses, Marc y Melissa vivieron uno de los mayores sustos de sus vidas. La explosión que estalló en el autobús del equipo de Bartra, pudo haber dado al traste con los planes de los novios, pero afortunadamente el catalán salió herido leve, aunque tuvo que pasar por quirófano para someterse a una operación en la muñeca.

El mal trago vivido no empañó un día de fiesta, celebración, y, por supuesto, muchísimo amor.