El día de hoy es especialmente importante para Luis del Olmo. Uno de los periodistas más veteranos de nuestro país se enfrenta a la persona que, presuntamente, le robó 10 millones de euros, Rogelio Rengel. Los dos se verán las caras en la Audiencia Provincial de Barcelona, en donde el gestor deberá comparecer ante los delitos de los que se le acusan: estafa, apropiación indebida y falseamiento de cuentas.

Tenemos que recordar que cuando del Olmo se enteró de los trapicheos que Rogelio había estado haciendo a sus espaldas fue un durísimo golpe. Hace cinco años, y por medio de la mujer e hijos de Rengel, se enteraba de que aquella persona que él consideraba alguien casi de su familia se había aprovechado de su confianza ciega. Su gestor se habría quedado con 10 millones de euros procedentes de todos estos años de entrega a la profesión periodística, en la que Luis es uno de los mejores. Rogelio, mientras su amigo confiaba en él, desviaba dinero de las cuentas de este a una personal. Y lo mismo que hizo con él, también lo hizo con su propia familia.

Rengel casi deja en la calle a su propia mujer. La relación con sus hijos y su mujer es inexistente desde el 2011, cuando estos descubrieron que el padre había dejado las cuentas a cero, y llenos de deudas. Les tocaba a ellos ponerse a cubrir impagos y hacerse cargo de la hipoteca para no acabar en la calle de la manera más injusta posible.

Rengel y del Olmo habían compartido 40 años de buena amistad y camaradería. Tal era la confianza depositada en el administrador, que el periodista no podía ni imaginarse la estafa a la que estaba siendo sometido. Y como él, más familias que creyeron ver en él al Rey Midas, capaz de hacer multiplicar el dinero con hábiles inversiones cuando, presuntamente, solo invertía en una persona: él mismo. De hecho, del dinero supuestamente sustraído, no hay rastro. Se lo habría gastado por completo.

El comunicador, en una entrevista con 'El programa de Ana Rosa Quintana' no tiene problema en reconocer "esta ha sido la traición más grande de mi vida", pues para él Rogelio era casi un hermano. Alguien que entraba en su casa con total libertad y se movía por ella como un miembro de la familia. "Entre la jubiliacion y algunas cosas que tengo, como alquileres, me permite no tener una vida de marajá, pero sí tranquila", ha asegurado, tranquilizándonos a todos sobre el estado de salud de sus cuentas. Del Olmo admite no saber en qué se habría gasatado el dinero su ex asesor, aunque tiene una teoría, "el juego".