Desde que cumplió la mayoría de edad (ahora tiene 19 años), Lucía Rivera no para de acumular trabajos como modelo, así como titulares. El último ha sido gracias a una entrevista que ha dado al periódico ABC donde se ha atrevido a hablar por primera vez de su padre biológico.

Hija de Blanca Romero, y con los apellidos de Cayetano Rivera cuando este se casó con su madre, Lucía representa no solo el futuro de la moda, sino, también, de lo que es ser una joven con las ideas claras y decidida. De hecho, cree que todos los obstáculos que le han sobrevenido a lo largo de su vida no han servido más que para hacerla mucho más fuerte, hasta en su nacimiento, cuando el médico le rompió las piernas y creyeron que esta tendría “los huesos cristal”, “¿Quién se iba a imaginar que una niña con las piernas rotas acabaría en una pasarela?”.

Confiesa que aunque su madre no ha querido hacer público el nombre de su padre biológico, ella sí lo sabe, hasta le conoce en persona. “Al conocer a mi padre biológico, viví una escena bastante absurda. Y me di cuenta de que no me hacía falta. Le he perdonado, pero no es nada mío”. Él ahora tiene otra familia; “tuvo una niña hace poco y me gustaría verla, pero me niego a volver a pasar por la mima historia. Debe tener un año o dos. Si me voy a Londres a trabajar, a lo mejor hago algún intento de acercarme”, cuenta.

Por lo tanto, lo tiene clarísimo: “los padres que abandonan a sus hijos no son padres”, algo que no puede reprochárselo a Cayetano, pues él le ha procurado preciosos recuerdos, como aquella vez que la llevó a París, “estábamos en París con mi padre y mis primos. Entrando a unas tiendas del parque, queríamos comprar cosas y el día de Nochebuena estaba la habitación llena de todo eso que queríamos. Fue como un sueño”.